Situación de Tierra Caliente no se solucionará con Policía Rural

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Saqueo sistemático de los recursos naturales, falta de capital social, una equívoca estrategia gubernamental de reactivación y la histórica desarticulación de la zona respecto al resto del estado, son causales del complicado entorno en la Tierra Caliente, que no será solucionado con la conversión de autodefensas a fuerzas rurales, afirmó Carlos Francisco Ortiz Paniagua, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas y Empresariales (Ininee) de la Universidad Michoacana.

Saqueo de recursos, la constante

Si bien empresas transnacionales instaladas en el país y grupos delincuenciales son reconocidos por la opinión pública por sus actividades de saqueo de los recursos naturales de la Tierra Caliente, empresarios de la zona también llevan a cabo prácticas predatorias que impiden que se dinamice la economía local.

“Los capitales se fugan todos los días. Las empresas transnacionales se llevan las ganancias a sus países de origen, por lo que los recursos generados en Michoacán no se reinvierten aquí, pero también los empresarios locales, en cuanto les va bien, compran casa en Morelia o fuera de la entidad y se llevan sus ganancias para abrir más negocios, ya no reinvierten en la empresa que les proporcionó originalmente recursos”, refirió el investigador del Ininee.

Desconfianza social, un lastre

Antes de concretar la transformación de la región, se debe hacer capital social, mediante la confianza de la sociedad en sus autoridades, misma que se ha desmantelado por causa del crimen organizado y la aparición de grupos de autodefensas.

“No es un proceso fácil ni rápido, pero es imprescindible, porque cualquier estrategia fallará si la población no cree en sus autoridades, si la imagen en el exterior es de una región sin Estado de Derecho”, agregó Carlos Francisco Ortiz.

La conversión a fuerzas rurales de los autodefensas no será un mecanismo de recuperación de la confianza, porque no soluciona los problemas de fondo ni los coyunturales, no articula a la zona con el estado ni elimina las prácticas predatorias.

Las autoridades optaron por iniciar la reconstrucción con campañas para la atracción de capitales y del turismo, sin previamente pacificar los municipios y hacer capital social, con lo que los frutos obtenidos de estos esfuerzos están condenados a ser magros o aparentes.

Desarticulación, problema de fondo

Las regiones de la Tierra Caliente y la Costa han padecido la desarticulación histórica del resto del estado y del país, por lo que no se han visto beneficiadas con la aparición de polos concentradores de progreso ni con la explotación, cercana al saqueo, de los recursos naturales.

“Fuera de Apatzingán y Lázaro Cárdenas, el resto de los municipios funcionan como satélites y no terminan por articularse a las actividades productivas de la región; esto es acentuado por el creciente centralismo que la entidad y la Federación han exhibido. Sólo en Michoacán el progreso se concentra en Morelia y Uruapan y un poco en Zitácuaro, Zamora, La Piedad, Apatzingán y Lázaro Cárdenas, lo que excluye al 93.81 por ciento de las localidades”, señaló Ortiz Paniagua.

En contraste, municipios como Tumbiscatío, Tzitzio y Aquila se ubican de forma permanente entre los cinco primeros sitios en pobreza a nivel nacional, a pesar de que Aquila se ubica entre Lázaro Cárdenas y Colima, dos polos concentradores de progreso, y Tzitzio está situado a 20 minutos de la capital michoacana.

Opciones productivas

La región requiere con urgencia que la población le apueste a sus municipios e invierta en ellos, así como que se impulsen los proyectos de agregación de valor.

Entre las vocaciones de la zona que no se han aprovechado destaca la explotación de maderas preciosas, como el ébano y la parota que, pese a ser una inversión a largo plazo, alrededor de 20 años para observar los beneficios económicos, permitiría asegurar un patrimonio para futuras generaciones, además de que se pueden combinar con otros cultivos con beneficios prontos.

“Los pobladores venden troncos de parota entre diez dólares y 100 dólares a productores chinos, que elaboran muebles y artesanías que alcanzan precios de miles de dólares, lo que se puede hacer en Michoacán para dejar la derrama económica en el estado”, mencionó el catedrático de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH).

La pesca y la acuacultura, que comprende el cultivo de tilapia, trucha y camarón, proveería a la zona de recursos constantes por la creciente demanda de productos del mar por la calidad y productividad de los cuerpos de agua con que se cuenta.

La minería, que no se ha aprovechado formalmente por el estado, es otra fuente propicia para la obtención de recursos que faciliten el bienestar de la población, pero que debe acompañarse, como en el caso de la agricultura, por procesos de agregación de valor.

“El proyecto de Lázaro Cárdenas del Río era explotar minerales en Michoacán y, en lugar de venderles en bruto, contar con armadoras de automóviles y ofertar al mundo productos terminados, lo que desgraciadamente no se ha conseguido, si bien la entidad posee las características que harían posible este sueño”, detalló Ortiz Paniagua.

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