Izquierda y derecha critican plan de inmigración

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WASHINGTON (AP) — Para algunos conservadores, el nuevo proyecto de ley de reforma migratoria que acordó un grupo bipartidista de ocho senadores es una amnistía. Para algunos defensores de la inmigración, el plan es innecesariamente muy severo.

La propuesta bipartidista atrajo críticas el martes, tanto de la derecha como de la izquierda, lo que ha llevado a algunos miembros de la “Banda de los Ocho”, que la redactaron, a concluir que van por el camino correcto.

“Esto tiene algo para que todo el mundo la odie”, dijo el senador Jeff Flake, republicano por Arizona. El senador demócrata Chuck Schumer, afirmó: “Nadie consiguió todo lo que quería”.

Schumer y otro líder de la iniciativa, el senador republicano John McCain, se reunieron el martes con el presidente Barack Obama para informarle sobre el proyecto de ley, una de las prioridades del mandatario en su segundo mandato. Obama emitió una declaración después de la reunión en el que apoyó los esfuerzos del Senado y llamó a tomar acciones concretas.

“Este proyecto de ley es claramente un punto intermedio y nadie va a conseguir todo lo que quería, incluyéndome, pero coincide en su mayor parte con los principios que he presentado repetidamente para una reforma migratoria”, dijo Obama.

“Estas son medidas de sentido común que la mayoría de los estadounidenses apoya. Exhorto al Senado a procesar este proyecto de ley rápidamente y, como les dije a los senadores Schumer y McCain, sigo dispuesto a hacer lo que sea para garantizar que la reforma migratoria integral se convierta en una realidad lo antes posible”, agregó.

La nueva legislación busca reformar radicalmente el sistema de inmigración de Estados Unidos: anuncia el comienzo de nuevos programas de visas para trabajadores de baja y alta cualificación, requiere un enfoque nuevo y estricto sobre la seguridad fronteriza, instituye un nuevo requisito de que todos los patrones verifiquen el estatus legal de sus trabajadores, y abre un camino hacia la ciudadanía para los 11 millones de inmigrantes que están en el país de forma ilegal.

El sistema de inmigración de Estados Unidos pasaría de un énfasis en los vínculos familiares con ciudadanos estadounidenses o residentes permanentes para determinar quién puede venir al país, a un enfoque mucho mayor en las habilidades y oportunidades de empleo de los futuros inmigrantes.

Las personas que han sido deportadas tendrían la oportunidad de regresar a Estados Unidos si sus esposos o hijos están en el país.

Schumer apareció en el Senado alrededor de las 2 am del miércoles para presentar el proyecto de ley, de 844 páginas. Sin embargo, una conferencia de prensa para hablar del proyecto de ley se postergó para los próximos días después de los ataques con bomba el Maratón de Boston.

No obstante, organizaciones externas y otros senadores ya tenían mucho que decir.

Para algunos en la izquierda, los detalles de la ruta de acceso a la ciudadanía son de preocupación. Les tomaría 13 años tener la opción a la naturalización, los primeros 10 de ellos en una situación jurídica provisional, durante los cuales los inmigrantes no tendrían acceso a prestaciones federales.

Los inmigrantes tendrían que pagar 2.000 dólares en multas además de cientos más en honorarios e impuestos pendientes. Nadie que haya cometido delitos mayores o más de tres delitos menores sería elegible, y nadie que haya ingresado en Estados Unidos después del 31 de diciembre de 2011 podría solicitar la ciudadanía.

“El proyecto de ley se queda corto, al colocar obstáculos y retrasos innecesarios en el camino hacia la ciudadanía y podría excluir injustamente a algunos de los 11 millones de personas que aspiran a ser ciudadanos estadounidenses y que son nuestros vecinos, amigos, familiares y compañeros de fe”, dijo el obispo Ricardo McClin, pastor de la Iglesia de Dios de la Restauración, en Kissimmee, Florida, y miembro de la Red Nacional PICO, una red de organizaciones religiosas.

“PICO presionará para que haya cambios que aseguren que el camino a la ciudadanía sea real para las familias en nuestras congregaciones”, agregó.

El camino a la ciudadanía también depende de que se cumplan primero varios requisitos de seguridad fronteriza, una aproximación que han criticado funcionarios del gobierno de Obama de y otros.

El senador demócrata Dick Durbin defendió este enfoque, que fue solicitada por los republicanos. “Déjenme decirles algo. Ese fue el precio que los demócratas tenían que pagar para que este fuese un proyecto bipartidista de ley y no es un precio demasiado alto”, dijo.

Por otro lado, algunos republicanos afirman que la iniciativa de ley equivale a conceder la amnistía a las personas que residen ilegalmente en el país. Temen también que la apertura de las compuertas a la inmigración pueda reducir los salarios de los trabajadores estadounidenses.

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