La semana pasada, Miguel Ortuño voló desde Houston, Texas hasta Zirándaro, Guerrero, lleno de optimismo por reencontrase con su terruño querido tierracalenteño, con el espíritu acuático del río Balsas, el rumor de las zirandas, el verdor de los mezquites y los cirianes, árbol del que tomó su nombre para bautizar un grupo musical inter-fronteras.
También con enormes deseos de volver a sentir sus raíces paternas en Ciriquicho y La Parota, tierras que lo vieron crecer de niño y joven, pero que acosado por la urgente necesidad de sobresalir en la vida puso tierra de por medio y se fue del otro lado del Bravo, pero con lágrimas en los ojos por el recuerdo del Balsas, y de esa forma se lo tragó la Unión Americana.
Pero la nostalgia suriana del cerro del Campo, las fiestas del 10 de septiembre en Zirándaro, la Feria de San Lucas, sus afectos especiales por el pueblo de Huetamo, remembranzas de Guayameo, de Aratichanguio, Carachurio, La Ordeña, Catatemba, Mexiquito, y del otro lado del Balsas Santa Rita, San Jerónimo, Santiago Conguripó, Capeo, Turitzio, Comburindio y El Embarcadero.
Pueblos todos marcados en la memoria colectiva del talentoso guache que destacó como músico en grupos de corte tropical entre la paisanada, lo que le permitió germinar esa semilla entreverada en sus sentimientos rurales entre Michoacán y Guerrero, y que salieron a flote en la tierra del Tío Sam, donde las circunstancias por reencontrase con su entorno original lo llevaron a aprender a tocar el violín, y por medio de él, lanzar al mundo su mensaje musical cantado en su propia voz y obtener como respuesta el reconocimiento general de propios y extraños, lo mismo entre los gringos que entre el paisanaje zirandareño, tal como lo pude constatar el pasado viernes al encontrarnos en una memorable jornada musical regional que se grabó a lo largo de tres horas para Radio Tierra Caliente y fue transmitida en vivo vía Internet desde Zirándaro para el mundo.
La invitación oficial para viajar a Zirándaro y conocer a Miguel Ortuño surgió de la buena voluntad del gran amigo Saúl Silva Pineda, todo un tipazo como persona, como futbolista dentro de las canchas y también como segunda voz del grupo Los Cirianes, donde comparte créditos con el citado Miguel Ortuño en el violín y primera voz, con José Vázquez, en la tamborita y Huber Macedo, “El Perro” , un destacado personaje zirandarense y funcionario de primera línea del Departamento de los Derechos Humanos en México.
Sin embargo esa pasada tarde del pasado viernes ellos no estuvieron en Zirándaro, pero estaban el buenazo de Alberto “Beto” Carranco Damián, un guitarrista y cantante de los buenos, y quien a pesar de tener enferma a su esposa de neumonía, tal como lo expresó, esa tarde estaba obligado a sacar adelante el programa que venía a grabar Ortuño.
Y no faltó la grata presencia de otro juglar y bohemio de Huetamo, Enrique Ochoa y sus acuciosos descendientes que también se pintan solos en la ejecución de la música regional y con ellos otro guitarrista amigo, requinto y primera voz del Dueto Zirándaro, Don Juventino Toledo Ménera, quienes en excelente ensamble interpretaron una variedad de temas que se escucharon por Internet allende las fronteras, en especial el excelente tema del “Chicuaro enamorado”, “Zirándaro.com”, “Mi gallo tutunaco”, de la autoría de Ortuño.
Luego vendría el “Gusto de los Cirianes” de Arturo Salmerón, y temas del gusto popular como “El son de Pedro Pineda”, “Gusto a Guerrero”, “Los caballos”, “La rabia”, “Dime morenita mía”, y “Bien de mi vida”, mientras los saludos iban y venían del Norte al Sur, desde Houston, Chicago y California hasta Zirándaro, mientras que ya llegada la preciosa Reina de las Fiestas Patrias de Zirándaro escoltada por el primo Flavio Bermúdez “El Caporal” quien le puso sabor al programa y enseguida entraba al aire Don Ublester Damián Bermúdez, quien recordó con claridad sus viejos años de canciller mexicano en el extranjero, en especial en Guatemala donde tuvo que apoyar al agente viajero Bolívar Gaona, compositor del famoso corrido de Zirándaro, y tema que escribió en tierra chapinas mientras se arreglaban las cosas entre Guatemala y México que se habían declarado la guerra en tiempos de López Mateos.
Terminado el programa que trajo de ex profeso a Miguel Ortuño a Tierra Caliente, éste se mostró agradecido con la concurrencia que acudió a su hogar en Zirándaro, entre gentes de Ciriquicho y La Parota que disfrutaron el inusitado concierto de “Los Cirianes”, un grupo de violín, tamborita y guitarra que se formó nada más por el grato placer de conservar las raíces musicales del otro lado del Paso del Norte, y que encauzada por ese gran señor rescatista musical, compositor, cantante y violinista que es el pariente Miguel, quien terminado su compromiso regresó al Distrito Federal y voló a Texas, desde donde tuvo el martes la gentileza de hablarnos para agradecer la participación brindada a su programa radial, y asimismo para unificar los lazos de sangre y amistad surgidos apenas el pasado fin de semana allá en Zirándaro.