La amenaza terrorista contra Estados Unidos se ha incrementado y los estadounidenses no cuentan con la seguridad que tenían hace un año o dos, destacaron los líderes de las comisiones de inteligencia del Senado y de la Cámara de Representantes.
La senadora Dianne Feinstein señaló en declaraciones divulgadas el domingo por una cadena nacional de televisión estadounidense, que actualmente existen más grupos terroristas que nunca, con bombas más sofisticadas y difíciles de detectar. La demócrata de California indicó que “hay una gran malevolencia por doquier”.
El republicano Mike Rogers dijo que hay una enorme presión sobre los servicios de espionaje estadounidense “para hacerlo bien, para impedir un ataque”.
El republicano de Michigan señaló que el trabajo se dificulta más porque al-Qaida está cambiando, con más afiliados en todos el mundo. Agregó que esos son grupos que antes operaban independientemente pero que ahora se han unido a al-Qaida.
Rogers dijo también que los terroristas están adoptando la idea de que “a lo mejor los hechos pequeños están bien” y aún pueden lograr sus objetivos.
“Eso hace exponencialmente más difícil para que nuestros servicios de espionaje impidan que suceda un hecho como ese”, dijo durante una entrevista conjunta en el programa “State of the Union”, que la cadena CNN trasmitió el domingo.
Aunque ninguno de los legisladores dio detalles sobre qué los llevó a esas conclusiones, Feinstein habló en general de “hay una verdadera idea agresiva en esta comunidad de desplazados, de extremo fundamentalismo islámico, y eso es que Occidente es responsable por todo lo que malo que sucede y lo único que va a resolver esto es la ley islámica de la Sharia, y el concepto del califato”. El califato es un estado islámico dirigido por un líder religioso y político, o califa, considerado un sucesor del profeta Mahoma y que gobierna de acuerdo con la Sharia.
Rogers señaló que los grupos de al-Qaida han cambiado sus medios de comunicación como resultado de filtraciones sobre los programas de vigilancia estadounidense, haciéndolo más difícil detectar los posibles complots en su etapa de planificación.
“Nos estamos peleando entre nosotros mismos aquí en este país sobre el papel de nuestra comunidad de espionaje lo que tiene un impacto sobre nuestra capacidad para detener el creciente número de amenazas. Y tenemos que reorganizarnos muy pronto y entender que nuestros servicios de inteligencia no son los chicos malos”, destacó Rogers.
