WASHINGTON (AP) — Senadores republicanos influyentes intentan elaborar un acuerdo sobre seguridad fronteriza que satisfaga las exigencias del Partido Republicano en cuanto a un lenguaje más enérgico en materia de represión dentro del proyecto de reforma inmigratoria sin que cueste el apoyo demócrata, dijeron el jueves legisladores y asistentes.
Con la intención de convencer a republicanos escépticos de que el proyecto de ley lograría verdaderamente la seguridad fronteriza, los senadores estaban considerando acordar requerimientos específicos de equipo y otras herramientas a lo largo de la frontera Estados Unidos-México, en lugar de dejarlo a criterio del gobierno de Barack Obama, dijo el senador republicano John McCain, uno de los autores de la iniciativa.
“Ese sería un camino para calmar la preocupación de algunos de nuestros amigos con respecto a la seguridad de la frontera”, señaló McCain. El senador republicano Marco Rubio, otro autor del proyecto de ley, ha hablado sobre el mismo enfoque.
Las negociaciones estaban en curso el jueves tras bambalinas en el Capitolio cuando el Senado votó por 53 a 47 en contra de una enmienda del senador republicano Charles Grassley que hubiera exigido una frontera controlada durante seis meses antes de que cualquier persona que se encuentre actualmente en el país sin permiso pueda realizar los primeros pasos hacia una ciudadanía. Fue la primera enmienda sobre la que votó la cámara alta en cuanto al proyecto de inmigración respaldado por la Casa Blanca.
El resultado sugirió que quienes apoyan la iniciativa de ley tienen trabajo por hacer para asegurar los 60 votos que probablemente serán necesarios para vencer tácticas dilatorias del Partido Republicano y conseguir que sea aprobada en el Senado para el 4 de julio, según el cronograma establecido por el líder de la mayoría Harry Reid.
El proyecto de ley, que equivaldría a los cambios más significativos a la ley de inmigración en décadas, exigiría que todos los empleadores revisen el estado legal de los trabajadores, permitiría la entrada al país de decenas de miles de trabajadores alta y bajamente calificados, y crearía un sendero a transcurrir en 13 años para que consigan la ciudadanía las aproximadamente 11 millones de personas que se encuentran en Estados Unidos sin permiso.
El proyecto de ley también dedica miles de millones de dólares a equipo y personal nuevo a lo largo de la frontera con México, y señala que el camino a la ciudadanía no puede avanzar hasta que se cumplan ciertos requerimientos de seguridad fronterizos. Pero los detractores dicen que estas medidas son muy débiles, porque en algunos casos exigen al departamento de Seguridad Nacional que implemente planes, no que demuestre resultados.
“Si aprobamos el proyecto de ley tal como está, no habrá manera de presionar a este gobierno o gobiernos futuros para asegurar la frontera”, enfatizó Grassley.
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