¿Republicanos podrán acercarse a latinos en 2013?

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WASHINGTON (AP) — El Partido Republicano intentará dilucidar durante 2013 su dilema actual: ¿cómo acercarse al electorado hispano, que resultó decisivo para relegir al presidente Barack Obama, sin abandonar su política de no conceder una alternativa para que 11 millones de inmigrantes en situación irregular se legalicen y eventualmente se vuelvan ciudadanos?

El dilema adquiere un sentido de urgencia, pues las expectativas de que el Congreso aborde el año próximo una reforma migratoria ganan fuerza tras el anuncio de Obama de que planea enviar un proyecto de ley al Congreso poco después de que se juramente el 21 de enero para un segundo mandato de cuatro años.

La interrogante representa no sólo la relevancia electoral del llamado ‘Grand Old Party’ (GOP), sino un cambio ideológico de fondo si el partido cambia su posición conservadora en materia migratoria, marcada por un “no” rotundo a un camino a la ciudadanía para once millones de inmigrantes indocumentados, por una más centrista.

Si el Partido Republicano “quiere tener esperanzas políticas electorales, tiene que irse al centro”, dijo a The Associated Press Roberto Izurieta, director de la cátedra latinoamericana de la facultad de postgrado de Estudios Políticos en la universidad George Washington. “El Tea Party debió asimilarse al partido, y no al revés. El Tea Party secuestró al partido, y allí estuvo su derrota electoral”.

El Tea Party, la facción más conservadora del Partido Republicano, ha sido responsable de que sus candidatos desplazaran a líderes más moderados en las elecciones legislativas de 2010. Junto con otros sectores radicales, ese grupo busca una política restrictiva hacia la inmigración ilegal que ha dominado la plataforma del partido durante años, pese a que estrategas en Washington hablan de la necesidad urgente de acercarse a los hispanos y a otras minorías.

Linda Chávez, presidenta del Centro para Oportunidades Equitativas, escribió en la página web de la organización conservadora que los republicanos “tienen en sus manos una crisis de políticas. La composición demográfica (del electorado estadounidense) no cambiará. Las políticas sí pueden cambiar”.

El viraje ideológico y político ya se está insinuando en el diálogo público… por lo menos de dientes para afuera.

Prominentes figuras del partido se han pronunciado públicamente sobre la necesidad de alejarse de políticas como la de autodeportaciones, que el candidato Mitt Romney propuso como solución y que llevaron a los ciudadanos latinos a votar por Obama pese a que incumplió su promesa de promover una reforma migratoria en su primer período de gobierno y a que deportó en los últimos años —y en una cantidad récord— a inmigrantes que no representaban riesgo para la seguridad nacional del país.

A comienzos de diciembre en Dallas, el ex presidente George W. Bush dijo que “Estados Unidos puede ser una sociedad de leyes y una sociedad acogedora al mismo tiempo”, y recordó haber advertido al Partido Republicano, cuando dejó el cargo en enero de 2009, que no se convirtiera en “antiinmigrante”.

En 2006, Bush envió al Congreso el proyecto más reciente de reforma migratoria, que fue derrotado en mayo de 2007 cuando prominentes senadores —demócratas y republicanos— creyeron que las disposiciones del programa de trabajadores temporales legalizaría a inmigrantes que viven sin autorización legal y porque el propio Bush le quitó su apoyo al proyecto —que estaba en conciliación en las cámaras legislativas— para impulsar la privatización del sistema de seguridad social.

A escasas horas de la relección de Obama, el presidente de la cámara baja, el republicano John Boehner, expresó su disposición para abordar una reforma migratoria en el período legislativo que comienza en enero.

Rehusó, sin embargo, especificar si el debate incluirá la opción de que los inmigrantes sin documentos se vuelvan estadounidenses.

Porque allí está el meollo del asunto: considerar que quienes cruzaron la frontera sin autorización o extendieron la estadía de sus visas de turismo o trabajo y se quedaron residiendo ilegalmente, puedan ser considerados ciudadanos.

Raúl Labrador, congresista por Idaho, dijo recientemente a la AP que, hasta el momento, su partido no contempla brindarle ese camino a la ciudadanía, como Obama ha dicho que lo buscaría, sino más bien “una vía a la legalización, donde tienen una vía para estar aquí legalmente, para trabajar y para viajar”.

Nacido en Puerto Rico y ex abogado de inmigración, Labrador cree que su partido buscará una solución en la línea del proyecto de ley “Achieve”. Presentado por los senadores republicanos Jon Kyl y Kay Bailey Hutchison, ese proyecto de ley busca ofrecer tres tipos de visa a los ‘dreamers’. Pero no les ofrece la opción de hacerse ciudadanos.

El proyecto de ley, cuyas posibilidades de que sea aprobado antes de que culmine el actual periodo legislativo a fin de mes son remotas, recibió fuertes críticas de demócratas y activistas.

Las diferencias entre ambos partidos resultan obvias no sólo frente a “Achieve”, sino también en otra iniciativa republicana relacionado con las llamadas visas STEM (siglas en inglés de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas).

La mayoría demócrata en el Senado bloqueó la iniciativa el 5 de diciembre alegando que ofrecería la residencia permanente a extranjeros con niveles educativos de posgrado a cambio de eliminar otro programa que beneficia a personas con un menor nivel educativo, particularmente procedentes de África.

“Este es el comienzo de lo que necesitamos hacer durante los próximos dos años sobre inmigración”, dijo Labrador cuando la mayoría republicana aprobó el proyecto de ley en la cámara baja. “Vamos a trabajar en visas y empleos. Hoy comenzamos con un paso, y ellos se opusieron. Cada vez que damos un paso, ellos nos alejan la pelota”.

¿Podrá el GOP aspirar a recuperar el Senado en 2014 y la presidencia en 2016 con un proyecto de legalización que excluya la posibilidad de la naturalización de los indocumentados?

Deepak Bhargava, director del Centro para Cambio Comunitario, admitió a AP que la posibilidad de que algunos republicanos busquen una reforma migratoria que se limita a legalizar a los indocumentados sin brindarles la posibilidad de la naturalización es una gran preocupación para él y otros activistas, pero recordó que el senador republicano Lindsey Graham se expresó el mes pasado a favor de ofrecer la opción de la naturalización.

“Hay republicanos racistas y antiinmigrantes radicales en la cámara baja que probablemente nunca cambien de opinión. Sin embargo, creo que la conducción del partido los obligará a cambiar de enfoque porque el partido no puede triunfar a nivel nacional si no repara el daño con la comunidad latina”, dijo el dirigente de la organización fundada en 1968 para mejorar la calidad de vida de las minorías étnicas de bajos ingresos.

“Es inaceptable, y sería verdaderamente un insulto tras la gigantesca movilización en las elecciones, si no vemos una opción para que los 11 millones (de indocumentados) se puedan naturalizar”, dijo Bhargava a la AP.

El representante republicano Mario Díaz-Balart, quien también se ha pronunciado en contra de mantener a los indocumentados como una segunda clase de personas aún después de una reforma migratoria, dijo a la AP que su partido no aborda el tema migratorio con cálculos políticos.

“Rehúso tratar este tema como una cuestión política. Hay que resolver el problema. Esto no es de que si ayuda a uno y daña a otro políticamente, hay que resolver el problema”, indicó.

Laura Litcher, presidenta de la asociación de abogados migratorios, expresó a AP su escepticismo de que la reforma migratoria pueda ocurrir durante 2013 porque “creo que tardará otro periodo legislativo para cambiar las actitudes de la gente”, refiriéndose al periodo legislativo que comenzará en enero del 2015 después de las elecciones de medio término previstas para noviembre del 2014.

“Creo que estamos llegando a la meta. Me encanta que nos estemos moviendo en esa dirección, pero aún no hemos llegado. La conversación comenzó, pero mucha gente está gritando y no está escuchando”, agregó la especialista, quien dijo tener la impresión de que su escepticismo es compartido por buena parte de sus colegas.

En su opinión el escenario más probable es que durante 2013 ambos partidos solamente lleguen a acuerdos sobre temas menos controversiales: la regularización de los jóvenes traídos a Estados Unidos sin autorización cuando eran niños, las visas para egresados de carreras científicas y programas temporales para los trabajadores agrícolas.

Pese a las discrepancias intrapartidistas, el congresista demócrata Luis Gutiérrez dijo a la cadena MSNBC que el tema de la reforma migratoria está “floreciente. En el Senado y en la cámara, la gente está teniendo conversaciones nuevas, que nos pueden llevar a un resultado exitoso”, y mencionó como ejemplo una reunión que planeaba sostener la segunda semana de diciembre con el ex candidato republicano a vicepresidente Paul Ryan.

Samuel Rodríguez, presidente de la Conferencia Nacional para el Liderazgo Cristiano Hispano y activista a favor de una reforma migratoria, dijo a periodistas que “el 2014 es un año de elecciones legislativas, y en año de elecciones usted sabe que (el partido republicano) no va a empujar ningún tipo de legislación controversial. Y luego vienen las elecciones presidenciales. El único año para empujar esto es 2013”.

Richard Land, presidente de la Comisión de Libertad Religiosa y Convención Bautista del Sur, exhortó a los legisladores estadounidenses a “formar una coalición de centro, porque hay algunos en la derecha que siguen saboteando la reforma migratoria porque en sus regiones el sentimiento antinmigrante sigue teniendo una ventaja política a corto plazo, y algunos en la izquierda continuaran saboteando los esfuerzos porque continuaran usando el tema para lograr que los hispanos voten abrumadoramente por el Partido Demócrata”.

Land y Rodríguez integran una coalición de 250 líderes religiosos, empresarios y funcionarios del sistema judicial que acudieron la primera semana de diciembre a la capital estadounidense para cabildear a favor de que el Congreso apruebe una reforma migratoria integral en 2013.

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