Obama vuelve a hablar de esperanza en su discurso de la victoria

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CHICAGO, EEUU (Reuters) – El número de asistentes fue menor al de hace cuatro años, y el recinto era cubierto, pero la fiesta de celebración del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en la madrugada del miércoles sí tuvo una cosa en común con la noche electoral de 2008: esperanza.

Pese a las penurias económicas que quitaron el brillo a su mandato como primer presidente negro de Estados Unidos, Obama derrotó al republicano Mitt Romney en una ajustada contienda por la Casa Blanca y lo celebró con confeti, abrazos y una promesa de representar a todos.

“Hoy, pese a todas adversidades que hemos afrontado, pese a todas las frustraciones de Washington, nunca he estado más esperanzado sobre nuestro futuro”, dijo.

“Nunca he estado más esperanzado sobre América. Y os pido que mantengáis esa esperanza”, dijo a la multitud que celebraba su victoria en Chicago, su ciudad natal.

Obama ganó la presidencia en 2008 con los lemas “esperanza” y “cambio”. Pero excepto en las últimas semanas de la campaña, ignoró esas palabras clave durante su apuesta por un segundo mandato ante los ataques republicanos contra su gestión económica y otros temas.

Con su victoria, los ataques – al menos los de Romney – han acabado. El presidente lanzó un cable conciliador a su oponente en sus declaraciones.

“Puede que hayamos combatido encarnizadamente, pero sólo porque amamos profundamente a este país y nos preocupamos encarecidamente por su futuro”, dijo.

“En las semanas próximas, deseo sentarme con el gobernador Romney para abordar dónde podemos trabajar juntos para hacer avanzar a este país”.

En 2008, Obama habló ante una multitud de unas 240.000 personas en el parque Grant de Chicago, que celebraron su histórica victoria sobre el republicano John McCain. Este año, eligió un centro de convenciones, McCormick Place, con capacidad para 18.000 personas sentadas.

La capacidad del recinto no fue el único cambio respecto a cuatro años atrás. El pelo tiene más canos, sus hijas son más altas y el aspecto histórico de su elección fue menos pronunciado que en 2008. La multitud, no obstante, fue tan entusiasta como hace cuatro años.

“Esto solidifica algo que empezó en 2008”, dijo Karen Lehman, de 59 años. “Me siento tan bien que apenas puedo describirlo. Es una victoria para todos los que estamos aquí, que el presidente Obama fue capaz de movilizar. Creo que está avanzando en la buena dirección. Estoy encantada”.

La gente se abrazó, ondeó pequeñas banderas estadounidenses, bailó y levantó los puños al aire. Antes de su victoria, cada vez que un estado se proyectaba hacia su bando, los partidarios celebraban.

Antes de sus palabras, la mujer de Obama, Michelle, y sus hijas, Malia y Sasha, le acompañaron en el escenario. Cuando se marcharon, hizo una pausa para escuchar la canción de Stevie Wonder: “Signed, Sealed, Delivered, I’m Yours” antes de empezar a hablar.

Algunas personas del público se enjuagaron las lágrimas mientras pronunciaba su discurso. Cuando finalizó, las familias de Obama y Biden subieron al escenario y comenzó a caer confeti. Todos saludaron y se marcharon del escenario.

Cuando su mujer e hijas desaparecían tras una cortina azul, Obama volvió al centro del escenario, miró a su alrededor, saludó de nuevo y dijo: “Gracias”.

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