Los demócratas retienen el Senado y los republicanos la Cámara baja

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WASHINGTON (Reuters) – Los demócratas retuvieron la mayoría en el Senado estadounidense, después de ganar escaños muy peleados con los republicanos en Massachusetts e Indiana, y tras mantener el apoyo en los estados que ya dominaban, como Wisconsin y Virginia, de acuerdo a proyecciones de medios.

La victoria más significativa para los republicanos procede de Nebraska, donde el candidato conservador Deb Fischer, apoyado por la ex aspirante republicana a la vicepresidencia Sarah Palin, consiguió un triunfo en la contienda por el escaño que dejará el demócrata Ben Nelson.

En general, el equilibrio de poder parece haber quedado sin cambios en el Congreso de Estados Unidos -lo que posiblemente generará más situaciones de confrontación, puesto que las proyecciones indicaban que los republicanos retuvieron el control de la Cámara de Representantes.

Las cadenas de televisión estadounidenses también proyectaban que el presidente Barack Obama consiguió la reelección.

Aunque el Senado no cambiará de manos, podría convertirse en una instancia legislativa más polarizada, puesto que habrá menos políticos moderados en las filas de los partidos. Aquel escenario se refleja por dos victorias en particular.

Elizabeth Warren, que venció al político moderado Scott Brown en Massachusetts, es una profesora de la Escuela de Derecho de la Universidad de Harvard que se ha opuesto enérgicamente a los intereses de Wall Street.

En Texas, el escaño del republicano Kay Bailey, que se jubilará, fue ocupado tras una rotunda victoria por Ted Cruz, un favorito del movimiento conservador Tea Party.

Puesto que la conformación del Congreso tras las elecciones es clave para afrontar el llamado “abismo fiscal” que se generaría con la expiración de unos recortes de impuestos y el lanzamiento de reducciones automáticas de gastos, los resultados indican que el duro ambiente político continuará.

“Eso significa que tendremos la misma dinámica, la misma gente que no pudo alcanzar acuerdos en los últimos tres años” dijo Ethan Siegel, analista de política de Washington para inversores.

El actual presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, afirmó que los votantes querían continuar con la agenda de los republicanos, pero se comprometió a trabajar con “cualquier socio bien dispuesto”.

“Con esta votación, el pueblo estadounidense también dejó claro que no existe aprobación al aumento de los impuestos”, dijo Boehner ante miembros de su partido en Washington.

Tras la proyectada victoria de Obama y el dominio del Partido Demócrata en el Senado, también es posible que el Gobierno federal se vea alentado a impulsar su plan de mayor equidad en el esquema tributario, en el que espera reducir el déficit fiscal pidiendo a los estadounidenses más ricos que paguen más impuestos y recortando las tasas a la clase media.

La victoria más significativa para los republicanos procede de Nebraska, donde el candidato conservador Deb Fischer, apoyado por la ex aspirante republicana a la vicepresidencia Sarah Palin, consiguió un triunfo en la contienda por el escaño que dejará el demócrata Ben Nelson.
En general, el equilibrio de poder parece haber quedado sin cambios en el Congreso de Estados Unidos -lo que posiblemente generará más situaciones de confrontación, puesto que las proyecciones indicaban que los republicanos retuvieron el control de la Cámara de Representantes.
Las cadenas de televisión estadounidenses también proyectaban que el presidente Barack Obama consiguió la reelección.
Aunque el Senado no cambiará de manos, podría convertirse en una instancia legislativa más polarizada, puesto que habrá menos políticos moderados en las filas de los partidos. Aquel escenario se refleja por dos victorias en particular.
Elizabeth Warren, que venció al político moderado Scott Brown en Massachusetts, es una profesora de la Escuela de Derecho de la Universidad de Harvard que se ha opuesto enérgicamente a los intereses de Wall Street.
En Texas, el escaño del republicano Kay Bailey, que se jubilará, fue ocupado tras una rotunda victoria por Ted Cruz, un favorito del movimiento conservador Tea Party.
Puesto que la conformación del Congreso tras las elecciones es clave para afrontar el llamado “abismo fiscal” que se generaría con la expiración de unos recortes de impuestos y el lanzamiento de reducciones automáticas de gastos, los resultados indican que el duro ambiente político continuará.
“Eso significa que tendremos la misma dinámica, la misma gente que no pudo alcanzar acuerdos en los últimos tres años” dijo Ethan Siegel, analista de política de Washington para inversores.
El actual presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, afirmó que los votantes querían continuar con la agenda de los republicanos, pero se comprometió a trabajar con “cualquier socio bien dispuesto”.
“Con esta votación, el pueblo estadounidense también dejó claro que no existe aprobación al aumento de los impuestos”, dijo Boehner ante miembros de su partido en Washington.
Tras la proyectada victoria de Obama y el dominio del Partido Demócrata en el Senado, también es posible que el Gobierno federal se vea alentado a impulsar su plan de mayor equidad en el esquema tributario, en el que espera reducir el déficit fiscal pidiendo a los estadounidenses más ricos que paguen más impuestos y recortando las tasas a la clase media.
La victoria más significativa para los republicanos procede de Nebraska, donde el candidato conservador Deb Fischer, apoyado por la ex aspirante republicana a la vicepresidencia Sarah Palin, consiguió un triunfo en la contienda por el escaño que dejará el demócrata Ben Nelson.
En general, el equilibrio de poder parece haber quedado sin cambios en el Congreso de Estados Unidos -lo que posiblemente generará más situaciones de confrontación, puesto que las proyecciones indicaban que los republicanos retuvieron el control de la Cámara de Representantes.
Las cadenas de televisión estadounidenses también proyectaban que el presidente Barack Obama consiguió la reelección.
Aunque el Senado no cambiará de manos, podría convertirse en una instancia legislativa más polarizada, puesto que habrá menos políticos moderados en las filas de los partidos. Aquel escenario se refleja por dos victorias en particular.
Elizabeth Warren, que venció al político moderado Scott Brown en Massachusetts, es una profesora de la Escuela de Derecho de la Universidad de Harvard que se ha opuesto enérgicamente a los intereses de Wall Street.
En Texas, el escaño del republicano Kay Bailey, que se jubilará, fue ocupado tras una rotunda victoria por Ted Cruz, un favorito del movimiento conservador Tea Party.
Puesto que la conformación del Congreso tras las elecciones es clave para afrontar el llamado “abismo fiscal” que se generaría con la expiración de unos recortes de impuestos y el lanzamiento de reducciones automáticas de gastos, los resultados indican que el duro ambiente político continuará.
“Eso significa que tendremos la misma dinámica, la misma gente que no pudo alcanzar acuerdos en los últimos tres años” dijo Ethan Siegel, analista de política de Washington para inversores.
El actual presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, afirmó que los votantes querían continuar con la agenda de los republicanos, pero se comprometió a trabajar con “cualquier socio bien dispuesto”.
“Con esta votación, el pueblo estadounidense también dejó claro que no existe aprobación al aumento de los impuestos”, dijo Boehner ante miembros de su partido en Washington.
Tras la proyectada victoria de Obama y el dominio del Partido Demócrata en el Senado, también es posible que el Gobierno federal se vea alentado a impulsar su plan de mayor equidad en el esquema tributario, en el que espera reducir el déficit fiscal pidiendo a los estadounidenses más ricos que paguen más impuestos y recortando las tasas a la clase media.
La victoria más significativa para los republicanos procede de Nebraska, donde el candidato conservador Deb Fischer, apoyado por la ex aspirante republicana a la vicepresidencia Sarah Palin, consiguió un triunfo en la contienda por el escaño que dejará el demócrata Ben Nelson.
En general, el equilibrio de poder parece haber quedado sin cambios en el Congreso de Estados Unidos -lo que posiblemente generará más situaciones de confrontación, puesto que las proyecciones indicaban que los republicanos retuvieron el control de la Cámara de Representantes.
Las cadenas de televisión estadounidenses también proyectaban que el presidente Barack Obama consiguió la reelección.
Aunque el Senado no cambiará de manos, podría convertirse en una instancia legislativa más polarizada, puesto que habrá menos políticos moderados en las filas de los partidos. Aquel escenario se refleja por dos victorias en particular.
Elizabeth Warren, que venció al político moderado Scott Brown en Massachusetts, es una profesora de la Escuela de Derecho de la Universidad de Harvard que se ha opuesto enérgicamente a los intereses de Wall Street.
En Texas, el escaño del republicano Kay Bailey, que se jubilará, fue ocupado tras una rotunda victoria por Ted Cruz, un favorito del movimiento conservador Tea Party.
Puesto que la conformación del Congreso tras las elecciones es clave para afrontar el llamado “abismo fiscal” que se generaría con la expiración de unos recortes de impuestos y el lanzamiento de reducciones automáticas de gastos, los resultados indican que el duro ambiente político continuará.
“Eso significa que tendremos la misma dinámica, la misma gente que no pudo alcanzar acuerdos en los últimos tres años” dijo Ethan Siegel, analista de política de Washington para inversores.
El actual presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, afirmó que los votantes querían continuar con la agenda de los republicanos, pero se comprometió a trabajar con “cualquier socio bien dispuesto”.
“Con esta votación, el pueblo estadounidense también dejó claro que no existe aprobación al aumento de los impuestos”, dijo Boehner ante miembros de su partido en Washington.
Tras la proyectada victoria de Obama y el dominio del Partido Demócrata en el Senado, también es posible que el Gobierno federal se vea alentado a impulsar su plan de mayor equidad en el esquema tributario, en el que espera reducir el déficit fiscal pidiendo a los estadounidenses más ricos que paguen más impuestos y recortando las tasas a la clase media.
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