El Colapso del Houston Dynamo Contra Miami: Una Noche Frustrante en el Shell Energy Stadium
3 de marzo de 2025
Anoche, los aficionados del Houston Dynamo llenamos el Shell Energy Stadium con grandes esperanzas, listos para ver a nuestros chicos de naranja enfrentarse al Inter Miami en un partido que prometía emociones fuertes. Se suponía que sería un choque de titanes, una revancha de la final de la U.S. Open Cup de 2023, donde ganamos 2-1. Pero en lugar de eso, nos dieron una paliza de 4-1 que nos dejó con la cabeza gacha y preguntándonos qué pasó. Esto no es solo una derrota; es una llamada de atención para un equipo que ha perdido su chispa. Aquí va mi opinión sobre qué pasó, por qué duele tanto y qué necesita hacer el Dynamo ahora.
Empecemos por lo obvio: Inter Miami vino a jugar, incluso sin Lionel Messi en el campo. El ambiente en el Shell Energy Stadium estaba eléctrico antes del partido—Messi o no, era una oportunidad de ver a estrellas como Luis Suárez y Sergio Busquets poner a prueba a nuestro equipo. Pero desde el pitazo inicial, quedó claro que Houston no estaba listo para la pelea. El ataque de Miami cortó nuestra defensa como cuchillo caliente en mantequilla, y Suárez—que tiene 38 años, ojo—dominó el show. Dicen que marcó y asistió varias veces, convirtiendo a nuestra defensa en un video de errores para recordar. Para un equipo que se enorgullece de su garra y resistencia, esto fue vergonzoso.
¿Qué pasó con el Dynamo que conocíamos? Este no es el equipo que levantó la Open Cup hace menos de dos años. Ese equipo tenía liderazgo—Héctor Herrera dando órdenes, Coco Carrasquilla manejando los hilos en el mediocampo. Anoche, el mediocampo fue un pueblo fantasma. Sin esas figuras clave, que ya no están, hay un vacío que Houston no ha sabido llenar. Amine Bassi y Griffin Dorsey, héroes de esa final del 2023, no pudieron recrear la magia. Los días de los penales de Bassi parecen un recuerdo lejano, y Dorsey se veía perdido intentando contener la presión implacable de Miami. No es totalmente su culpa—alguien tiene que dar un paso al frente y liderar, y ahora mismo, nadie lo hace.
¿La defensa? Ay, Dios, ¿por dónde empiezo? Ethan Bartlow y quien sea que estuviera atrás tuvieron una noche para olvidar. Errores individuales—enormes—le regalaron goles a Miami en bandeja de plata. Esto no es nuevo; lo vimos la semana pasada en la derrota 2-1 contra FC Dallas. Pero contra un equipo como Inter Miami, incluso sin Messi, no puedes darte el lujo de ser tan descuidado. Suárez no necesitó una segunda invitación para castigarnos, y vaya que lo hizo. Andrew Tarbell en la portería tampoco se lució—recibir cuatro goles es una estadística dura de tragar. Claro, el plan de juego pudo haber sido el mismo de presión alta y contraataques que Ben Olsen ha inculcado desde 2023, pero la ejecución brilló por su ausencia.
Por otro lado, hay que reconocerlo: Inter Miami parecía un equipo con algo que demostrar. Están persiguiendo trofeos—todos—y se notaba esa hambre. Suárez, Busquets y su nuevo fichaje, Maxi Falcón (que tal vez debutó en la MLS anoche), jugaron con propósito. Houston, mientras tanto, parecía un equipo que aún no sabe quién es tras una renovación grande en la pretemporada. Perder a jugadores clave como Herrera y Carrasquilla iba a doler, pero la directiva apostó por la juventud y fichajes como Ezequiel Ponce para dar el salto. Ponce dio una asistencia la semana pasada contra Dallas, ¿pero anoche? Invisible. Necesitamos más de nuestro fichaje récord—mucho más.
Esta derrota duele más porque es marzo temprano. Perder puntos en casa al inicio de la temporada—dos derrotas seguidas ya—deja un mal sabor. El Shell Energy Stadium debería ser una fortaleza, no un lugar donde ondeamos banderas blancas. Los fans llegamos esperando un espectáculo, sobre todo con Miami de visita, y en cambio nos dieron un baño de realidad. Las publicaciones en X reflejaron mi frustración—un fan lo llamó “un juego terrible,” otro señaló la falta de liderazgo tras Herrera. Lo entiendo; es duro ver al equipo que amas tambalearse así. Pero aquí va algo: igual nos divertimos en las gradas. El espíritu Forever Orange no muere fácil, ni siquiera en una noche como esta.
Entonces, ¿qué sigue? Ben Olsen tiene que reflexionar. Su modelo de juego funciona cuando las piezas encajan, pero ahora no lo hacen. La defensa necesita ajustes—menos despistes, más carácter. El mediocampo necesita un maestro—alguien que tome el partido por las riendas. Arriba, Ponce y Ibrahim Aliyu tienen que empezar a rendir consistentemente. La directiva también podría replantearse su estrategia; apostar por el potencial está bien, pero los veteranos ganan partidos en la MLS. ¿Tal vez un fichaje astuto antes de que cierre la ventana?
Para nosotros los fans, se trata de mantener la fe. Anoche fue feo, sin duda, pero es un solo partido en una larga temporada. El Dynamo se ha levantado antes—piensen en esos títulos de la MLS Cup en el ‘06 y ‘07. No estamos ahí aún, pero podemos estarlo. La próxima semana es una oportunidad para quitarnos este mal sabor de boca. Hasta entonces, yo sigo firme, siendo Forever Orange, y esperando que los chicos de naranja recuperen su fuego. ¿Qué piensas, Houston? Cuéntanos—Radio Tierra Kaliente está contigo.