El jefe del Pentágono, Leon Panetta, levantó oficialmente este jueves la prohibición de que las mujeres participen en combates, una decisión histórica para los militares en Estados Unidos que avala una realidad surgida en los últimos diez años en los conflictos de Irak y Afganistán.
Tras el llamamiento del presidente Barack Obama durante su investidura el lunes en favor de la igualidad y un año y medio después de la abolición de una ley que obligaba a los militares a ocultar su homosexualidad bajo pena de expulsión, Estados Unidos se compromete a reconocer la igualdad entre hombres y mujeres en materia de armas.
“Las mujeres mostraron gran valentía y sacrificio dentro y fuera del campo de batalla. Han contribuido de manera sin precedente en el ámbito militar y han demostrado capacidad para servir en un número creciente de misiones”, argumentó en un comunicado el secretario de Defensa, que dejará el cargo en las próximas semanas.
Las mujeres constituyen en la actualidad 204.000 de los 1,4 millones de militares activos en Estados Unidos, es decir, casi el 15% de los efectivos. Más de 280.000 de ellas han sido desplegadas en distintas operaciones desde 2001 y 152 han perdido la vida.
“El objetivo del Departamento al rescindir la regla es asegurar que la misión se cumple con las personas mejor calificadas y capaces, independientemente de su género”.
La decisión se produjo tras una “amplia revisión” por parte de los jefes de todas las fuerzas armadas, “quienes unánimemente concluyeron que ahora es el momento de avanzar con la intención de integrar a las mujeres en todos los campos de trabajo en la medida de lo posible”, agregó.
El año pasado, ya se habían abierto 14.000 puestos para las mujeres, pero seguía vigente la prohibición de estar en los combates.
Cuarenta años después de que el aborto se convirtiera en un derecho ganado ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos, las mujeres accedían a 53.000 posiciones en las fuerzas armadas, pero seguían sin ser admitidas a ciertas unidades.
A partir de ahora podrán acceder a 184.000 puestos a los cuales antes estaban excluidas, como integrar unidades de infantería o de tanques, o comandar fuerzas especiales.
— Las mismas exigencias en el plano físico -.
Los jefes del Estado Mayor de cada servicio deben presentar sus planes de aquí al 15 de mayo y la reforma deberá aplicarse a partir de enero de 2016.
“Si ellos recomiendan que su función continúe cerrada (para las mujeres), esto deberá ser personalmene aprobado por el secretario de Defensa”, explicó un alto responsable del Pentágono. Así, el jefe de la Marina debe dar argumentaciones válidas para negar la presencia de mujeres en su famosa unidad de élite Navy Seals, o en ciertos submarinos, en los que a las mujeres se les permite servir desde 2011 siempre y cuando haya zonas para acogerlas adecuadamente.
Un alto funcionario de Defensa, que pidió el anonimato, dijo a la AFP que el tema no suscitó un debate dentro del Estado Mayor Conjunto y que los jefes militares estaban más centrados en su aplicación y en el cumplimiento de las reglas de aptitud física. “No es cuestión de subir o bajar nuestras exigencias”, añadió otro.
En la Infantería de Marina, por ejemplo, “ese es el principal problema”, y los requisitos son los mismos para ambos sexos, según un funcionario de este cuerpo de élite de unos 200.000 hombres y mujeres.
“Por ejemplo, para los buques tanque, una de las pruebas físicas implica ser capaz de sacar de almacenamiento un obús de 120 mm de calibre, 25 kilos y 60 centímetros de largo en un espacio cerrado de un carro y cargarlo en el cañón”, detalló. Las mujeres deberán, entonces, ser tan “fuertes” como los hombres, agregó.
El jefe del Pentágono, Leon Panetta, levantó oficialmente este jueves la prohibición de que las mujeres participen en combates, una decisión histórica para los militares en Estados Unidos que avala una realidad surgida en los últimos diez años en los conflictos de Irak y Afganistán.
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