Las líneas de banda eran marcadas con las primeras manos de pintura blanca, las bancas bañadas de azul y así el Estadio Olímpico recibía los últimos retoques previo al partido de este martes entre Honduras y México.
La calma que prevalecía esta mañana posterior al entrenamiento de los catrachos será locura durante el partido, para el que se pronostica el lleno absoluto.
Aunque mantiene la esencia vetusta, el inmueble mejoró en algunos aspectos y al menos los vestidores lucen dignos de una eliminatoria mundialista.
El estadio inaugurado en 1997 fue sede del Campeonato Sub-17 de la CONCACAF en marzo pasado y vio triunfar precisamente al Tricolor Menor, que ganó la final justo a Honduras.
Sin embargo, en esta ocasión prepara una cancha pesada de pasto crecido, dificultades que no son excepción porque afuera de las gradas este domingo aún trabajaban algunos tractores para aplanar la terracería que lo rodea y evitar lodazales por las lluvias recientes.
La Selección hondureña ha entrenado en ese campo los últimos días y será hasta este lunes cuando el equipo mexicano lo pise, aún en calma pero a la espera de la hostilidad catracha.
[MEDIOTIEMPO]