Un grupo de 32 jóvenes indocumentados que creció en Estados Unidos, pero que fue deportado y obligado a volver a México, cruzó la frontera hoy para pedir su admisión en el país portando solicitudes de asilo y libertad condicional humanitaria.
Los jóvenes ingresaron caminando por el carril peatonal del Puente Internacional Juárez-Lincoln que une a Nuevo Laredo, en el estado mexicano de Tamaulipas, con Laredo, Texas.
El propósito del grupo fue entregarse a los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) con la esperanza de que sus peticiones sean atendidas.
El cruce es el segundo que organiza la Alianza Nacional de Jóvenes Inmigrantes para forzar, mediante peticiones de asilo, el regreso de los estudiantes indocumentados al país en el que crecieron y se educaron.
En julio pasado, un grupo de nueve jóvenes cruzó en forma similar la frontera por Nogales, Arizona, y luego de permanecer dos semanas en un centro de detención de inmigración fueron dejados en libertad al aprobarse en forma provisional sus solicitudes de asilo.
David Bennion, un abogado de inmigración que asesora al grupo que cruzó este lunes por Laredo, dijo que espera que los jóvenes reciban el mismo trato que los nueve que cruzaron en julio por Arizona.
De ser tratados de manera similar, los jóvenes entregarían su documentación en el Puerto de Entrada para luego ser conducidos a un centro de procesamiento y detención del Departamento de Seguridad Nacional en tanto se revisan y analizan sus casos.
Bennion explicó que se busca se les otorgue la libertad condicional humanitaria, de forma que los jóvenes puedan volver con sus familias y contribuir a las comunidades en las que crecieron en Estados Unidos.
La mayoría de los 32 jóvenes son de origen mexicano, aunque también se encuentra una inmigrante de Honduras y otra de Perú.
Al menos tres de ellos son menores de edad, incluyendo a Ingrid Yamileth Gallegos, de 13 años, cuya familia regresó al estado mexicano de Quintana Roo ante el temor de que fuera separada por la deportación de alguno de sus miembros.
Los inmigrantes se criaron en distintas ciudades de Estados Unidos, incluyendo Chicago, Phoenix, Los Ángeles y Dallas, entre otras.
Bennion dijo que varios jóvenes habían regresado en forma voluntaria a México ante la falta de oportunidades para educarse en este país tras que se rechazara la aprobación de la ley conocida como Dream Act.
La iniciativa de ley busca conceder a los estudiantes indocumentados que llegaron al país cuando eran niños una vía a la regularización migratoria y a la ciudadanía través de las fuerzas armadas o la universidad.
Tras el rechazo de la Dream Act, el presidente Barack Obama activó mediante una orden ejecutiva en 2012 un programa de acción diferida para permitir a inmigrantes indocumentados, conocidos como “dreamers” el poder vivir y laborar en Estados Unidos por dos años renovables.
También a finales de junio pasado el Senado aprobó un plan que incluye una vía a la ciudadanía para indocumentados que están en el país desde antes del 31 de diciembre de 2011 y carecen de antecedentes penales, incluyendo a los “dreamers”.
El regreso de los jóvenes a Estados Unidos está alentado por el programa de acción diferida del presidente Obama y la aprobación de la iniciativa en el Senado, ante la perspectiva de que esta sea aprobada pronto en la Cámara de Representantes.