(AP) — En un esfuerzo por poner fin a un ciclo de crisis, líderes del congreso y la Casa Blanca se unieron el martes para respaldar un ambicioso acuerdo sobre el presupuesto y la deuda de Estados Unidos con el objetivo de restaurar una apariencia de orden en el Capitolio y poner fin a la amenaza de cierre gubernamental e incumplimiento de pagos mucho antes de que un nuevo presidente llegue al poder.
El presidente saliente de la Cámara de Representantes, el republicano de Ohio John Boehner, presentará el acuerdo en la cámara el miércoles, su último acto antes de dejar el Congreso a finales de esta semana.
Prácticamente obligado a renunciar ante la presión de los conservadores, Boehner se va según sus propias condiciones. El acuerdo presupuestario rebate la postura de sus antagonistas en el Capitolio, que se oponen al incremento en gastos y los acuerdos con el presidente demócrata, Barack Obama.
Molestos, reconocieron que no podían para detener el acuerdo, que es prácticamente un hecho con el respaldo en la votación de los demócratas y de un buen número de republicanos. Boehner desestimó las quejas y declaró que su intención es mantener su promesa de dejar el camino despejado a su sucesor, Paul Ryan de Wisconsin, que se prepara para recibir la nominación republicana a la presidencia de la cámara baja el miércoles, y ganar la elección un día después.
“No quería que llegara a un granero sucio y lleno de ya saben qué. Así que lo hice lo mejor que pude para intentar limpiarlo”, dijo Boehner a la prensa tras la reunión a puerta cerrada de los republicanos en la Cámara, su última junta semanal tras casi cinco años en el cargo y un cuarto de siglo en el Capitolio.
Durante la reunión, legisladores republicanos hicieron un regalo de despedida a Boehner, un carro de golf con matrícula de Ohio “MR SPKR”.
Boehner les dijo que también tenía un regalo para ellos: el acuerdo presupuestario.
El acuerdo incrementaría los gastos militares que buscaban quienes se centran en defensa — incluso aunque representase la amenaza de “debacle fiscal” — por parte de un Congreso de mayoría republicana durante una temporada de campañas electorales en las que el partido apunta a la Casa Blanca y a retener su mayoría en el Senado.
