Captura y almacenamiento de CO2 pierde impulso en EEUU

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La captura y almacenamiento de CO2, una tecnología que generó esperanzas de reducir drásticamente las emisiones industriales de este gas de efecto invernadero, ha perdido impulso en Estados Unidos, donde se ha revelado como poco rentable e inquieta a los ecologistas.

Esta tecnología consiste en capturar el dióxido de carbono (CO2) en la salida de las turbinas o calderas, y luego enterrarlo en el subsuelo.

Por ahora, se utiliza principalmente paralelamente a la extracción, para el metano y el CO2 que se escapa a la atmósfera en los campos petrolíferos.

“Esto permitirá aumentar la eficiencia de los campos maduros (con varios años de operativa): se reinyecta el CO2 que se escapa para aumentar la presión” y eso hace subir el petróleo, dijo Robin Knight, analista de PFC Energy.

El problema es que sólo se aplica la mitad de lo prometido: la captura, pero no el almacenamiento, con el cual las empresas energéticas no quieren comprometerse ya que entrañaría una responsabilidad jurídica “si el CO2 volviera a la superficie”, explicó Knight.

En el ámbito industrial, en particular en la producción eléctrica, las esperanzas se basaban principalmente en reducir las emisiones de CO2, pero su captura se acompaña de un costo adicional disuasivo, “que puede representar hasta el 70%” de la operación de la planta, dijo el analista.

Las instalaciones necesarias son en sí mismas “enormes infraestructuras que requieren su propio sistema de suministro de energía”, insistió Knight.

Esto hace a esta tecnología mucho menos atractiva que el boom del gas de esquisto en Estados Unidos, que provee recursos abundantes y baratos, “disminuyendo el potencial de construcción de nuevas centrales eléctricas de carbón”, dijo Philippe Paelinck, un responsable del grupo industrial Alstom.

Los pocos proyectos de centrales de carbón equipados con captura y almacenamiento de CO2 en Estados Unidos se encuentran en un callejón sin salida, incluyendo Future Gen 2.0 en Illinois (norte), que debía ser una vidriera de exhibición de esa tecnología.

Este proyecto, patrocinado por el gobierno estadounidense, buscaba “cero emisiones de CO2”, con una inversión de 1.000 millones de dólares. En los últimos años ha enfrentado “problemas que se han ido acumulando”, y si “no comienza en 2015, se le podría retirar la financiación”, dijo Knight.

Por no hablar de las complicaciones vinculadas al almacenamiento en el subsuelo, “que puede no tener la capacidad suficiente”, agregó.

El almacenamiento es un problema recurrente en todos los proyectos.

Los tanques deben “estar ubicados a varios cientos de metros de profundidad en ciertos tipos de formaciones geológicas, y ser capaces de contener el CO2 durante cientos de años”, dijo Knight.

En Europa, entre los precios bajos del sistema de comercio de derechos de emisión de CO2 y una caída de la demanda de electricidad debido a la crisis económica, el desarrollo de energías renovables y las negociaciones gubernamentales que se eternizan, “nuestros clientes no tienen ningún incentivo para invertir en estas tecnologías”, apuntó por su parte Paelinck.

Incluso entre los ambientalistas, la captura y almacenamiento de CO2 no es la receta: “Es probablemente la inversión menos rentable para la reducción de CO2, es una distracción muy costosa frente a la necesaria transición energética hacia las energías renovables”, afirmó Kyle Ash, de Greenpeace.

La captura y almacenamiento de CO2, una tecnología que generó esperanzas de reducir drásticamente las emisiones industriales de este gas de efecto invernadero, ha perdido impulso en Estados Unidos, donde se ha revelado como poco rentable e inquieta a los ecologistas.

Los pocos proyectos de centrales de carbón equipados con captura y almacenamiento de CO2 en Estados Unidos se encuentran en un callejón sin salida, incluyendo Future Gen 2.0 en Illinois (norte), que debía ser una vidriera de exhibición de esa tecnología.

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