WASHINGTON (AP) — En medio de las endurecidas posiciones de los dos partidos políticos de Estados Unidos, el presidente de la Cámara de Representantes John Boehner dijo el jueves que ha perdido algo de su optimismo acerca de que demócratas y republicanos se puedan poner de acuerdo sobre una legislación para hacer frente al flujo de jóvenes centroamericanos a lo largo de la frontera con México antes del receso legislativo de verano.
Boehner, un republicano, dijo que cualquier ley que suministre fondos de emergencia a la frontera para aliviar la oleada de inmigrantes debería estar acompañada por un cambio en una ley de 2008 de la que en su opinión se abusa.
La mayoría de los demócratas se oponen a esa opción, y el presidente demócrata de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Robert Menéndez, enfatizó el jueves que es inaceptable cambiar la política estadounidense para acelerar el retorno de los niños inmigrantes centroamericanos sin audiencias judiciales.
Cuando le preguntaron a Boehner si confiaba en que republicanos y demócratas podrían alcanzar un acuerdo para finales de mes, contestó: “No estoy tan optimista como me gustaría estarlo”. El congreso toma un receso de un mes en julio.
El presidente Barack Obama ha pedido 3.700 millones de dólares en gastos de emergencia para redoblar las medidas de aplicación de la ley en la frontera e incrementar la acomodación para los menores que cruzan hacia Estados Unidos. Los republicanos quieren reducir esa cantidad, además de cambios en una ley a fin de acelerar las expulsiones.
“No sé cómo el Congreso puede enviar más dinero a la frontera para empezar a mitigar el problema si no se hace algo al respecto de la ley de 2008 de la que se abusa”, aseguró Boehner. “Y se abusa de ella”.
Sin embargo, Menéndez, quien presidía el jueves una audiencia sobre la crisis de la frontera, rechazó esa idea.
“Entiendo el deseo de acelerar el proceso, pero acelerarlo sin el debido proceso es inaceptable”, afirmó.
El llamado de Boehner para cambiar la ley subrayó lo que se perfila como el precio que quieren cobrar los republicanos para apoyar cualquier porción de la solicitud de gastos de emergencia del presidente, pero la endurecida oposición demócrata ha dejado cualquier solución en la incertidumbre.
Una disputa surgió también en la audiencia del jueves acerca de si la crisis fronteriza fue causada en parte por una política de Obama que cumple más de dos años. La política permite a ciertos inmigrantes traídos sin autorización legal al país cuando eran niños permanecer y trabajar en Estados Unidos: los llamados “dreamers”.
Los republicanos están presionando con el argumento de que la política de Obama impulsó el aumento en la migración de los niños de El Salvador, Honduras y Guatemala. El senador Ted Cruz anunció el martes que aprovechará cualquier legislación a fin de hacer frente a la crisis para tratar de revertir esta directriz, una señal de que la política en torno al tema es cada vez más dura cuando quedan menos de tres semanas para que el Congreso aborde el problema antes de dejar Washington durante el receso anual de agosto.
El senador republicano James Risch intentó que los testigos del gobierno de Obama reconocieran que la crisis fue causada en parte por esa política, y exhibió un gráfico que muestra cómo la inmigración se disparó en 2012.
“¿Me están diciendo que su orden ejecutiva de que no enviemos a ningún niño de regreso no causó una explosión?”, preguntó.
“Creo que muy poco de esto tiene que ver con el debate sobre la inmigración aquí”, dijo Thomas A. Shannon Jr., un consejero del Departamento de Estado.
Shannon señaló que la violencia de pandillas fue un motor importante, pero que los contrabandistas de personas también explotan las políticas estadounidenses que en la práctica permiten que los niños centroamericanos se queden una vez que llegan. Se refirió a la ley contra la trata de personas de 2008 firmada por George W. Bush que los republicanos quieren modificar, no a la directiva de Obama de 2012.
Risch y otros republicanos insistieron en que la política de Obama jugó un papel importante.
“En 2012, esta cosa simplemente se dispara”, dijo Risch.
Sin embargo, los legisladores de ambos partidos expresaron el deseo de actuar en medio de indicios de que la opinión pública exige una solución. Una de cada seis personas califica ahora la inmigración como el problema más acuciante que enfrenta Estados Unidos, de acuerdo con una nueva encuesta de Gallup. Es un marcado incremento con respecto al mes pasado, cuando apenas el 5% dijo que la inmigración encabezaba su lista de preocupaciones.
En ese momento, la crisis de los niños no acompañados en la frontera apenas comenzaba a irrumpir en los titulares. Más de 57.000 jóvenes han llegado desde la primavera.
“Es una situación terrible. Ustedes hablan de los niños pequeños, nadie allí para ayudarlos, pero tienen que regresar”, dijo el senador republicano Lindsey Graham, un partidario de los estancados esfuerzos del Congreso para reformar el sistema de inmigración de la nación. “Estoy a favor de la reforma migratoria, pero no existe un mercado para esto en Estados Unidos…. Estados Unidos no va a tolerar esto”.