Las mayores organizaciones agrícolas en Estados Unidos lanzaron hoy una campaña en apoyo a una reforma migratoria, debido a que tan sólo en 2010 la escasez de trabajadores les generó pérdidas por 300 millones de dólares.
En un comunicado emitido este día, la coalición de unos 70 organismos expresó que la campaña, que será identificada en redes sociales como #ifarmimmigration, tiene el objetivo de respaldar “los renovados esfuerzos para concretar una reforma migratoria este año”.
La coalición planea crear presión rumbo a la audiencia que tendrán el próximo 5 de febrero asesores del Congreso con agricultores y rancheros de Estados Unidos sobre la necesidad de aprobar una reforma migratoria.
“La reforma migratoria es crítica para la industria agrícola”, indicó Bob Stallman, presidente de la Oficina de la Federación de las Granjas Estadunidenses (AFBF, por sus siglas en inglés), uno de los organismos que conforman la coalición.
Manifestó que la campaña hará hincapié en el número de granjeros que dependen de la fuerza de trabajo migrante en Estados Unidos y que sin trabajadores suficientes los agricultores comenzarán a plantar menos productos que requieren de una labor intensiva.
“Para ponerlo simplemente: o importamos nuestra fuerza de trabajo o importamos nuestra comida”, dijo Stallman.
La coalición estableció que la industria agrícola necesita de una fuerza de trabajo legal, abundante y estable, y que para ello es necesario hacer reformas debido a que cerca del 80 por ciento de los empleados en este sector son inmigrantes.
Asimismo, asentó que las actuales leyes migratorias ponen en peligro empleos para los propios estadunidenses.
Dos millones de personas son contratadas cada año para trabajar en la agroindustria y estos empleos generan cada uno entre dos y tres puestos laborales en ventas, mercadotecnia y transportación de los productos cosechados.
La agrupación explicó además que eliminar la fuerza de trabajo inmigrante elevaría los precios de los alimentos para los estadunidenses.
Citó, por ejemplo, un estudio de la Universidad de Texas A&M que apunta a que sin fuerza de trabajo inmigrante, las granjas lecheras dejarían de producir unos 30 mil millones de onzas de leche, lo que aumentaría el precio de esta bebida en 61 por ciento.