Algunos republicanos buscan reforma de inmigración

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En las cinco semanas desde que declaró que respalda una reforma amplia a las leyes de inmigración de Estados Unidos, el representante republicano Daniel Webster no ha dejado de oír críticas en su contra. Un votante le dijo que los inmigrantes traen enfermedades. Otro que los inmigrantes le iban a quitar empleos a los estadounidenses.

“No puedes frenar la inmigración ilegal si la recompensas”, dijo otro en una asamblea popular reciente en Groveland, una comunidad rural al oeste de Orlando, Florida. “La amnistía es una recompensa”.

Cuando el Congreso regrese a sus sesiones normales esta semana tras el receso de verano, Webster enfrentará quizás una oposición más ardua: sus correligionarios republicanos.

Webster es uno de una veintena de legisladores republicanos que respaldan la creación de una vía eventual a la naturalización para millones de personas que viven ilegalmente en Estados Unidos. Esos republicanos están enfrentando el duro reto de persuadir a sus colegas a que los sigan.

La mayoría de los republicanos se oponen a esa propuesta y hay pocos incentivos políticos para que ellos cambien de posición. Solamente b24 de 233 republicanos representan distritos en los que más de una cuarta parte de los constituyentes son hispanos.

Aun así, algunos en el partido dicen que el futuro de los republicanos depende de si la cámara baja encuentra una forma de respaldar una reforma de la inmigración, un tema crucial para el creciente bloque de votantes hispanos en el país.

Partidarios de ofrecer una vía a la naturalización apuntan a los cambios demográficos y el respaldo empresarial que contribuyeron a cambiar la postura de Webster, quien durante años se opuso a leyes de derechos de los inmigrantes, como motivos potenciales para el apoyo de legisladores.

“Pienso que como nación tenemos que hacer algo”, dijo Webster en una entrevista, haciéndose eco de palabras del senador Marco Rubio y otros republicanos prominentes. “No hacer nada es amnistía”. El pequeño, pero creciente grupo de republicanos está tratando de conseguir un equilibrio entre los activistas conservadores que hablan de seguridad en la frontera y defensores de los inmigrantes que quieren una vía a la naturalización.

Muchos provienen de distritos cruciales con considerables poblaciones hispanas que pudieran marcar la diferencia en las elecciones legislativas del año próximo, inclinando el equilibrio de poder en la cámara baja, ahora en manos republicanas. Los legisladores sienten además las presiones de sectores empresariales que dependen de mano de obra inmigrante.

Al mismo tiempo, grupos conservadores de contribuyentes que usualmente financian a los candidatos republicanos en las primarias han guardado silencio sobre el tema. Los activistas anti inmigración no han conseguido generar el tipo de reacción pública que descarriló el previo intento de una reforma de inmigración en el Congreso, en 2007.

Los partidarios de los inmigrantes, a su vez, han mantenido una intensa campaña a favor de la legislación.

“Congresistas que pudieran haber estado indecisos se están dando cuenta de que es más seguro meterse en el agua”, dijo Ana Navarro, estratega republicana que encabezó las relaciones con los hispanos en la campaña presidencial de John McCain en 2008. “los números lo dictan”.

Algunos republicanos parecen tener pocas opciones.

El representante Mike Coffman, de Colorado, ganó la elección en 2008 en un distrito conservador haciendo campaña contra la reforma de inmigración.

Sin embargo, un nuevo trazado de su distrito tras el censo de 2010 le dejó en territorio pro demócrata ganado por Barack Obama el año pasado y donde los hispanos son casi 20% de la población. Ahora, Coffman está hablando de la necesidad de un enfoque “compasivo” hacia la inmigración.

El representante por Nevada Joe Heck ha visto también crecer la población hispana en su distrito en los suburbios de Las Vegas. Heck ha dicho que la vía a la naturalización delineada en la propuesta de ley bipartidista aprobada en el Senado es “razonable”.

El impacto político de un rechazo a la reforma de inmigración va más allá de los hispanos, dice Nathan Gonzales, vice editor del Rothenberg Political Report, que estudia el Congreso.

“Si los republicanos son descritos como el partido que carece de simpatía y favorece deportaciones, pienso que eso se filtra a la población en general”, dijo. “Ellos se arriesgan a alejar a los decisivos votantes no hispanos”.
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