Los republicanos de EEUU, divididos sobre la reforma migratoria

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WASHINGTON (Reuters) – Los republicanos de la Cámara de Representantes de Estados Unidos salieron de una reunión sobre la reforma del sistema de inmigración divididos sobre si ayudar o no a 11 millones de personas que viven indocumentadas en el país, pero con deseos de fortalecer la seguridad en la frontera.

Varios legisladores dijeron que no parece haber un consenso en los llamamientos para legalizar la situación de 11 millones de inmigrantes ilegales, muchos de los cuales han vivido en Estados Unidos durante años, después de una sesión de dos horas y media a puerta cerrada.

“Tenemos un desacuerdo aquí”, dijo el representante republicano Steve King, que estimó que sus colegas están divididos “50/50” sobre si alguno de los residentes indocumentados debería acceder a una situación legal.

Posiblemente tendrá que haber un acuerdo entre la Cámara baja, liderada por los republicanos, y el Senado, liderado por los demócratas y que el mes pasado aprobó un detallado paquete de inmigración apoyado por la Casa Blanca que incluye un camino a la ciudadanía.

Los partidarios del proyecto del Senado insisten en que cualquier tipo de camino a la ciudadanía debe ser parte de un acuerdo definitivo que envíen al presidente Barack Obama para que lo firme y lo convierta en ley.

Los legisladores republicanos dijeron que hay consenso en que la frontera de Estados Unidos debería ser protegida para evitar los cruces ilegales y sugirieron que el presidente de la Cámara baja, John Boehner, podría buscar la aprobación de tal proyecto de ley como un primer paso hacia un mayor acuerdo.

Los líderes republicanos emitieron un comunicado en el que rechazan nuevamente el proyecto de ley aprobado por el Senado que establece un camino de 13 años para que los 11 millones de indocumentados accedan a la ciudadanía.

“Es difícil no estar desalentado ahora”, dijo el senador Jeff Flake, un republicano de Arizona que ayudó a escribir el proyecto del Senado y sirvió 12 años en la Cámara de Representantes.

El proyecto del Senado elimina la amenaza de deportación para la mayoría de los residentes ilegales, pero incluye varios obstáculos para acceder a la ciudadanía, incluida la exigencia de aprender inglés, pagar los impuestos adeudados y pasar revisiones de antecedentes criminales.

Autoriza una partida de 46.000 millones de dólares para seguridad fronteriza y moderniza el sistema de visados para ayudar a las firmas de alta tecnología, agricultores y otros negocios a contratar trabajadores extranjeros.

Obama y sus correligionarios demócratas han pedido una medida rápida de la Cámara baja. Anteriormente el miércoles, el presidente dijo a un grupo de legisladores hispanos que estaba dispuesto a hacer lo que fuese para ayudar a aprobar un proyecto de ley.

Incluso el ex presidente George W. Bush, quien inusualmente participa de los debates políticos, dio un impulso a los esfuerzos del Congreso. Si bien el presidente republicano de dos mandatos no respaldó ningún proyecto en particular, dijo que espera que haya una “solución positiva”.

Hablando en Dallas en una ceremonia de naturalización, Bush dijo, “Tenemos un problema. Las leyes que rigen el sistema de inmigración no están funcionando (…) el sistema está roto”.

Pero los republicanos de la Cámara de Representantes, que tienen una mayoría de 234-201 sobre los demócratas, no dieron indicios de que fuesen a adoptar una medida pronto.

“Va a ser un proceso de meses, no días ni semanas”, dijo el representante Tom Cole de Oklahoma a Reuters en una entrevista telefónica después de la reunión del miércoles.

“No veo nada hasta fines de este año o comienzos del próximo. Va a llevar un largo tiempo, va a ser un debate así de grande”, agregó Cole, refiriéndose a las difíciles negociaciones con el Senado.
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