WASHINGTON (AP) — Barack Obama ha presidido un auge en la industria de las armas a pesar de los pronósticos de la asociación nacional de portadores de éstas de que sería el “presidente más opuesto al armamento en la historia de Estados Unidos”.
El mandatario no ha presionado para promover una agenda así, pero los propietarios de armas aún temen que, si es reelegido, un Obama que ya no tendría que someterse de nuevo a una elección intentaría restringir la compra de armas de fuego.
Un análisis efectuado por The Associated Press a información para rastrear la salud de la industria del armamento muestra que las ventas están aumentando, tanto que algunas compañías carecen de la capacidad para fabricarlo con suficiente rapidez. Las acciones de las principales empresas de armas han subido de precio. La cantidad de vendedores al por menor que cuentan con una licencia federal para hacerlo está incrementándose por primera vez en casi 20 años. La NRA (siglas en inglés de la Asociación Nacional de Portadores de Armas) cuenta con abundante dinero en efectivo e influencia política. Y el Congreso y el gobierno han expresado poco interés en aprobar nuevas leyes que regulen el uso del armamento, a pesar de que ha habido renovadas exhortaciones a hacerlo tras tiroteos letales recientes en Colorado y Wisconsin.
La maltrecha economía del país, el temor a la delincuencia y el hecho de que algunos militares veteranos que regresan de la guerra deseen practicar el tiro al blanco con el fin de conservar sus habilidades también podrían estar impulsando las ventas de armas. Pero en general la visión de los analistas y de las personas en esta industria es que Obama es el principal catalizador.
“El que está impulsando las ventas es el presidente Obama. Es lo mejor que le ha pasado jamás a la industria de las armas de fuego”, dijo Jim Barrett, analista del sector en C.L. King & Associates Inc. en Nueva York.
Y eso a pesar del hecho de que Obama no ha hecho promesas para imponer nuevas legislaciones de control de armamento y de que carece del respaldo en el Congreso y de los votantes si llegara a hacerlo. Durante el debate presidencial de esta semana el mandatario sugirió renovar una prohibición a las armas de asalto y desarrollar una estrategia general para disminuir la violencia, pero tanto él como su rival republicano, Mitt Romney, dijeron que el gobierno necesita hacer valer las leyes de control de armas que ya están en los códigos legales.
Los temores de que un presidente demócrata asumiera el puesto y emitiera leyes más estrictas para el control de armas condujeron a un repunte inicial de las ventas en 2008, lo cual le dio a los comerciantes algunos de los márgenes de ganancia más elevados que han tenido. Pero incluso cuando fue evidente que Obama no iba a hacer del control de armas una prioridad durante su presidencia, la industria ha seguido prosperando.
El hecho de que las ventas estén tan altas “hace que sea increíblemente irónico que los cabilderos en favor de las armas se opongan a Obama”, dijo Dan Gross, presidente de la Campaña Brady para Prevenir la Violencia con Armas.
Gross dijo que Obama, que en un principio hizo campaña para reactivar la prohibición al armamento de asalto que expiró en el gobierno de George W. Bush, ha hecho “decepcionantemente poco” para controlar las armas.
Pero los cabilderos dicen que el éxito que está teniendo esta industria no indica que Obama sea bueno para respaldar la Segunda Enmienda constitucional, que protege el derecho a portar armas.
“Esta es la elección más peligrosa de nuestras vidas”, dijo en febrero Wayne LaPierre, director general de la NRA, un punto que ha enfatizado con regularidad durante la campaña de esa asociación para derrotar a Obama.
La NRA sostiene sus pronósticos de 2008 de que el mandatario se opondría a las armas. Andrew Arulanandam, portavoz del organismo, hizo notar que Obama nombró a dos jueces de la Corte Suprema a los que la NRA considera opuestos a las armas, además de que respaldó un tratado de las Naciones Unidas para controlar el comercio de armamento.
“Los propietarios de armas y los cazadores temen que un segundo período de Obama en el gobierno, ya sin campañas electorales futuras que le preocupen, intentará destruir esta gran libertad estadounidense”, afirmó Arulanandam.