PASADENA, California, EE. UU. (AP) — En una demostración del genio tecnológico, la sonda Curiosity penetró los cielos rojizos de Marte el domingo por la noche, posándose suavemente en el interior de un cráter gigante para iniciar la misión más ambiciosa que se haya realizado en el planeta rojo.
La NASA dijo que recibió una señal del Curiosity poco después de que penetró la atmósfera marciana, etapa que fue calificada como “siete minutos de terror”.
Un coro de aplausos y de ovación resonó a esa misma hora por el Laboratorio de Propulsión a chorro después que la sonda interplanetaria de mayor nivel de tecnología existente sobrevivió el ingreso a través de la rala atmósfera de Marte.
“Aterrizaje confirmado”, dijo el ingeniero Allen Chen. “Estamos seguros en Marte”, destacó.
Minutos después, la Curiosity respondió enviando las primeras fotografías en blanco y negro del interior del cráter en las que se reflejaban su rueda y su sombra, delineada por la luz del Sol de la tarde.
“Al parecer aterrizamos en una buena zona plana. Linda, realmente linda”, destacó el ingeniero Adam Steltzner, que dirigió al equipo que concibió el ingenioso método de aterrizaje.
Se trata del séptimo descenso de la NASA en el planeta vecino de la Tierra, muchos otros intentos realizados por Estados Unidos y otros países en pasar cerca, darle la vuelta o aterrizar en Marte fracasaron.
La llegada fue intento especialmente riesgoso porque la NASA puso a prueba una nueva técnica de descenso. También se intensificaron las presiones porque los problemas presupuestarios obligaron a la NASA a modificar el proyecto.
El descenso fue un despliegue de ingeniería de riesgo, pues se estrenaron acrobacias nunca realizadas durante los “siete minutos de terror”, mientras Curiosity cruzaba la atmósfera marciana a 20.900 kilómetros por hora (13.000 mph).
“Ahora todo está saliendo bien”, afirmó Allen Chen, ingeniero en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, que opera la misión de 2.500 millones de dólares.
Uno de los científicos que comprende bien la ansiedad que reina en esta etapa decisiva de la misión es Steve Squyres, de la Universidad Cornell, que dirigió la última misión exitosa de los exploradores marcianos en 2004. Esta vez, Squyres desempeña un papel de apoyo.
La sonda es del tamaño de un pequeño automóvil, por lo cual los expertos tuvieron que crear una nueva manera de estabilizarla. Por primera vez, los cables fueron usados para depositar la sonda suavemente dentro de un enorme cráter.
Curiosity fue lanzada para estudiar si el ambiente marciano tuvo alguna vez condiciones como para permitir la vida de microorganismos.
“No hay nada en el futuro” después del previsto lanzamiento de una sonda orbital a Marte en 2013, dijo Scott Hubbard, ex encargado de proyectos marcianos, que da clases en la Universidad de Stanford.
El viaje tardó más de ocho meses y abarcó 567 millones de kilómetros (353 millones de millas). Posarse sobre Marte fue lo más difícil.