El flamante refuerzo rojinegro, Omar Bravo, había sentenciado apenas este miércoles, que no se detendría a festejar un gol si es que le tocaba convertirle al Guadalajara, para el partido de esta noche ante el Guadalajara, su alma mater: marcó y cumplió la promesa.
Bravo estuvo lejos de convertirse en el referente del Atlas en el Clásico de esta noche; a decir verdad, apenas si tocó la pelota en siete ocasiones, pero en el transcurso de su participación en el terreno de juego -que duró 64 minutos-, hizo apenas lo justo para dejar su huella en el Clásico Tapatío, que significó el penúltimo amistoso para Chivas y Atlas en la Pretemporada.
Su figura dentro de la cancha no se mantuvo alejada a lo que es su costumbre: un delantero solitario, pareciera ajeno a sus compañeros y hasta al mismo entorno. El calentamiento previo al encuentro lo hizo absolutamente solo, sin interactuar casi con el resto de los elementos del Zorro.
Cuando correspondió salir del vestuario para el pitazo inicial, entró al campo cabizbajo. Parece que aún no se acostumbra a sus nuevos colores, que son la antítesis de aquellos en los que inscribió su nombre con letras de oro, y cuya afición parece querer borrar a toda costa.
Ese olvido y repudio se lo dejó de manifiesto la parcialidad rojiblanca, que al mencionar su nombre en el sonido local, solamente escuchó como colofón puros abucheos, tanto de los rojiblancos como de aquellos que idolatran los colores que ahora defiende: mas de 40 mil personas le reprobaron con la silbatina.
En los primeros 45 minutos, apenas tocó la pelota en cuatro ocasiones, y nunca hizo gala de su técnica individual, algún desborde o gambeta que hiciera levantar de sus asientos a los aficionados. Nada para destacar.
Pero la segunda pelota que tocó en la parte complementaria, sirvió nada menos que para empatar el encuentro. Tras el cobro del penal del árbitro Paul Enrique Delgadillo le entregó la pelota, y del resto se hizo cargo desde los once pasos.
Pateó el penal al lado izquierdo, cruzó y convirtió. Salió disparado gritando el gol, dando un salto, ovacionado por unos, insultado por otros.
Apenas 36 horas antes, atinó a decir ante una docena de micrófonos y varias grabadoras más, que solo esperaba el aliento de su esposa y de su hija. Quizá nunca se imaginó que con su grito de gol, ante el odiado rival -y en cuya cuna nació futbolísticamente- comenzaría una promesa de idilio con aquel equipo que durante años odió, pero que ahora empieza a querer.
UTILIZÓ ESTADIO JALISCO SUBESTACIÓN DE ENERGÍA PARA LUZ
Para que el Estadio Jalisco tuviera iluminación durante los 90 minutos del encuentro, y un poco más, fue necesario que Clubes Unidos de Jalisco -órgano que administra el inmueble tapatío- rentara una subestación de energía, la cual fue colocada cerca de una de las estaciones que resultó incendiada hace algunas semanas, y que afectó considerablemente al suministro de energía.
Durante el tiempo en que la iluminación del estadio permaneció encendida, no hubo ningún desperfecto reportado por las autoridades, con lo cual se espera que esta medida de alquilar esta subestación siga siendo la alternativa para que Atlas pueda jugar sus encuentros durante el torneo regular, como lo tiene registrado ante la Liga MX.
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