La afición brilló por su ausencia, al igual que el presidente del equipo. Con apenas 400 aficionados y la ausencia de Jorge Vergara, se le dio el último adiós al máximo artillero del Rebaño.
El hombre más grande de la historia de Chivas fue despedido este lunes en el Estadio Omnlife, sin embargo, su misa de cuerpo presente se vio opacada por un inmueble vacío, ya que pocos aficionados se dieron cita al último adiós de la leyenda rojiblanca.
Apenas unos 400 aficionados se hicieron presentes en la casa del Guadalajara para despedir a Chava Reyes, dejando un sabor de boca amargo, ya que la institución tapatía esperaba más personas.
Quien también brilló por su ausencia fue el propietario del Rebaño, Jorge Vergara y su esposa Angélica Fuentes, ya que aún continúan fuera de la ciudad y no pudieron presenciar la partida de el máximo goleador de la institución tapatía.
Los que se hicieron más presentes fueron los miembros del Campeonísimo, que fuero los encargados de hacer la primera guardia en el ataúd del ex jugador rojiblancos.
Por su parte los jugadores del plantel actual y cuerpo técnico de Chivas aprovecharon para dar el pésame a la familia Reyes y darle el adiós y el agradecimiento a un hombre que fue un ejemplo para todos ellos.
“A todos nosotros y la familia Chivas esta noticia fue triste, pero sabemos que Don Chava dejó su legado, fue alguien que se preocupó porque el equipo estuviera bien y así lo recordaremos para siempre. Sus logros ahí están marcados con letras de oro y creo que va a ser difícil que alguien llegue a superarlo.
“Tal vez el día influya por ser último día del año, pero creo que la gente que está aquí es de corazón”, expresó el capitán del equipo, Héctor Reynoso, quien agregó que sería un orgullo que el Estadio Omnilife llevara su nombre.
Así, Chava fue despedido, y los pocos aficionados que estuvieron presentes cantaron “Chava no te vas, no te vas” y mas porras y cánticos en honor a Don Salvador Reyes, quien al momento de entrar al Estadio Omnilife empezaron a sonar los mariachis y cuando salió en su féretro el cielo comenzó a llorar, tras una ligera lluvia, que fue lo último que acompaño al más grande en la historia de Chivas.