(AP) — El presidente Barack Obama dijo al inicio de su discurso sobre el Estado de la Unión que sería breve, lo que habrá sonado a música en los oídos de algunos presentes en la cámara, ansiosos por regresar a la campaña para sucederlo.
Obama se lanzó a responder a las críticas acerbas de Donald Trump, Ted Cruz, Marco Rubio, Jeb Bush y otros precandidatos republicanos.
Quien diga que la economía se está contrayendo “vende una ficción”, sostuvo el presidente. Calificó de absurdo el escepticismo con respecto a la ciencia. Y sostener que la estatura de Estados Unidos en el mundo está disminuyendo es “politiquería barata”.
“Estados Unidos de América es la nación más poderosa de la tierra. Punto. Nadie se le acerca. ¡Nadie se le acerca!”, exclamó.
Su último discurso anual ante la sesión conjunta del Congreso fue su participación más directa hasta el momento en la campaña para elegir su sucesor. Demostró que está más que dispuesto a defender su trayectoria y demostrar a los demócratas cómo cree que se debe hacer campaña.
Su legado dependerá de si los estadounidenses eligen en noviembre a un demócrata para sucederlo y consolidan los actos cruciales de su presidencia: la ley de seguro de salud, las políticas ambientales y los programas de inmigración.
Obama se refirió brevemente a las prioridades restantes —elevar el salario mínimo, reformar el sistema inmigratorio, ajustar las leyes de posesión de armas— aunque reconoció que su realización era improbable. Destacó algunos proyectos que tienen mejores posibilidades, como reformar la justicia penal y combatir el abuso de medicamentos de venta legal.
“Quién sabe si no volveremos a sorprender a los cínicos”, dijo Obama tras recordar la aprobación de la ley de presupuesto el año pasado.
El presidente también aludió de manera transparente a los ataques de los republicanos.
Defendió su política frente al auge del extremismo islámico y trató de calmar los temores acerca del grupo Estado Islámico.
“Esas afirmaciones exageradas de que estamos en la Tercera Guerra Mundial les hacen el juego a ellos”, dijo Obama. “No es necesario exagerar su fuerza para demostrar que los tomamos en serio y por cierto que no debemos enajenar a aliados vitales en esta lucha repitiendo la mentira de que el EI de alguna manera representa una de las grandes religiones del mundo”.
Con una audiencia prevista de alrededor de 30 millones, el discurso fue la primera de las dos oportunidades de Obama para promover un sucesor demócrata. Volverá a concentrar toda la atención una vez más a mediados de año, cuando pronuncie su discurso ante la convención demócrata.
El presidente y sus asesores se muestran atónitos ante la visión republicana del país, que consideran sombría y apocalíptica.
Al tratar de presentar una alternativa optimista, los redactores del discurso evitaron cuidadosamente cualquier atisbo de triunfalismo. Las encuestas revelan que pocos estadounidenses comparten su optimismo acerca de la trayectoria ascendente del país. Al destacar la recuperación económica, Obama corre el riesgo de parecer alejado de la realidad.
“La trayectoria del presidente suele estar muy alejada de sus palabras elocuentes”, dijo la gobernadora de South Carolina, Nikki Haley, en la respuesta republicana, “Al iniciar su último año en funciones, muchos estadounidenses todavía sienten el apretón de una economía demasiado débil para elevar los niveles de ingresos. Padecemos una deuda nacional aplastante, un plan de salud que ha vuelto el seguro menos accesible y los médicos menos disponibles, y malestar caótico en muchas de nuestras ciudades”.
Pero el presidente demostró que está en condiciones de replicar, una vez que los demócratas elijan un candidato y él se lance a la campaña.