(AP) — Ante la conmoción en Estados Unidos por los cruentos ataques terroristas en París, Hillary Rodham Clinton se presentó como la líder más firme de la nación en un mundo aterrador, aunque se vio obligada a defender su papel durante el surgimiento del grupo Estado Islámico.
“Esta elección no es sólo para elegir un presidente, sino también para elegir a nuestro próximo comandante en jefe”, declaró Clinton el sábado en la noche en el segundo debate de los aspirantes a la candidatura presidencial demócrata.
“Todos los demás asuntos que queramos enfrentar dependen de nuestra seguridad y fortaleza”, agregó.
Con un telón de fondo de ansiedad global, Clinton enfrentó cuestionamientos no sólo sobre su historial de política exterior sino sobre sus vínculos económicos, aspecto en el que tanto el senador de Vermont, Bernie Sanders, y el ex gobernador de Maryland, Martin O’Malley, describieron a la ex senadora de Nueva York como lacaya de Wall Steet y los intereses de las corporaciones.
“No seamos ingenuos”, dijo Sanders, quien subrayó los donativos de campaña por millones de dólares que Clinton ha recibido de los banqueros de Wall Street. “Ellos esperan conseguir algo. Todo mundo lo sabe”.
Clinton defendió su relación con Wall Street y citó su trabajó después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, pero su declaración fue recibida con críticas de los republicanos que la acusaron de politizar los ataques terroristas.
La severidad de las críticas constituyó un giro más agresivo en una contienda primaria que a la fecha había destacado por su civilidad. Durante meses, los demócratas habían insistido en el tono sustantivo de su contienda, en un intento por establecer un contraste inicial favorable respecto de los insultos que han caracterizado la atestada contienda interna republicana.
Desde el primer debate demócrata hace un mes, Clinton ha incrementado su ventaja en las preferencias en los estados donde se efectúan las elecciones primarias iniciales, avance que coincide con otros indicios del apoyo del partido a ella. Sin embargo, la contienda por la candidatura demócrata dista de estar definida.
El sábado en la noche, Clinton afrontó las críticas a su historial de seguridad nacional cuando Sanders vinculó la actual inestabilidad en el Oriente Medio con el voto en el Senado federal estadounidense —incluido el de Clinton— para autorizar la acción militar en Irak en 2002. Sanders dijo que esa invasión estadounidense deshizo a la región”.
La ex secretaria de estado rechazó esa afirmación y señaló que el terrorismo ha estado activo durante décadas y mencionó específicamente los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Dijo que la inestabilidad en Libia y otras partes del Oriente Medio es sintomática de un “arco de inestabilidad que se extiende desde el norte de África a Afganistán”.
La conversación viró después al ámbito económico. Los candidatos se enfrascaron en una discusión sobre como financiarían sus planes para ampliar la asequibilidad universitaria, los permisos familiares y cobertura de medicamentos de receta médica. Los tres aspirantes coincidieron en que los ciudadanos ricos y las corporaciones deben pagar más impuestos para el beneficio de la clase media.
“No soy tan socialista en comparación con Eisenhower”, dijo en broma Sanders, quien señaló que el ex presidente apoyó una tasa impositiva marginal de 90%.
Los tres contrincantes discutieron como incrementar el salario mínimo. Clinton apoyo un piso federal de 12 dólares por hora mientras que Sanders y O’Malley uno de 15 dólares por hora, exigido mediante campaña por sindicatos y trabajadores de restaurantes de comida rápida.