En Huetamo se conmerora el LXXXVIII Aniversario del natalicio de Bulmaro Bermúdez

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Haber conocido a Bulmaro Bermúdez Gómez como vecino de la colonia López Rayón, en Atizapán de Zaragoza, Estado de México, y haber sido miembros del Consejo de Colaboración Municipal en el periodo de 1980-1982, permitió conocer de cerca y a fondo a este personaje originario de Ario de Rosales, quien desde joven abandonó el terruño purépecha para ir en busca de la vida como peluquero, como marino errante y al final como un inspirado compositor que logró componer un himno musical consagrado a su estado natal que tituló “Caminos de Michoacán”.

Se trataba de un personaje simpático por excelencia, amigable y sincero, aunque él se describía como “una persona pasiva pero temperamental”, y cansado de dar vueltas al mundo como peluquero de un barco mercante, en el que aprovechaba el tiempo en escribir poemas y canciones, entrados los años 60 pisó tierra firme en Veracruz y pretendió iniciar una carrera de compositor en el puerto, tarea que resultaría por demás difícil. Con la necesidad a cuestas arribó a la Ciudad de México, donde sólo consiguió un trabajo de medio tiempo en una peluquería de la colonia San Rafael, frente a la Asociación Nacional de Actores (ANDA).

La pomadosa peluquería frecuentada por gente del mundo artístico le permitió conocer a Antonio Aguilar, a quien luego de hacerle la barba, ingenioso como era también le hizo la otra barba, y de esa manera logró su recomendación para que le grabaran un tema que bautizó como “La del morral”, trabajo que a un director artístico musical le pareció grotesco; sin embargo, el tema interpretado por Los Aguilar se convirtió en un sonado éxito, al grado de que con el tiempo se han realizado hasta 92 grabaciones de esa canción que le permitió comprarse un terrenito en Atizapán.

Ocurrente y genial como era, compuso también “La mugrosita”, tema que al ser llevado al cine le permitió ganar el Ariel del cine mexicano en 1981, aunque para el año de 1979 era declarado el mejor compositor del año junto a Juan Gabriel, todo eso en tiempos que hacía furor el Conjunto Acapulco Tropical y Emmanuel subía como la espuma, y tiempo justo en que escribió el tema “La mochila azul”, siendo Pedrito Fernández quien consagra ese tema infantil.

Bulmaro, en plena fama le pidió a su compadre Federico Villa que le grabara el tema “Caminos de Michoacán”, y se consolidó como un gran compositor.

La bonhomía y sencillez de Bulmaro hizo de su hogar mexiquense una especie de cofradía de gente que aspiraba sobresalir en el medio artístico, de tal forma que las tertulias y desveladas eran frecuentes, y en entre gente michoacana que lo visitó, figuró un día Martín Urieta, profesor recién jubilado que con un montón de canciones buscaba dar el gran salto, y por fortuna Bermúdez lo apoyó hasta donde pudo, y con el tiempo, el alumno superó al maestro, dado que Martín también tenía lo suyo, y mientras que Bulmaro moría un día 11 de noviembre de 1994, el mismo día que murió Palillo, los nombres de Pedrito Fernández y después de Urieta ascendieron la fama y la gloria.

Entre los desconocidos temas de Bulmaro Bermúdez figura “Bajo el cielo de Morelia”, tema desgarrador que refleja el drama de un indocumentado quien, superado por el amor de su madre, renuncia a irse de mojado. Su último gran tema fue “Sonora y sus ojos negros”, himno dedicado primero a Colosio, y después a Sonora, y respecto al paisano Martín Urieta, quien estuvo recientemente en Morelia, recordó a un gran compositor michoacano, Jesús Chucho Monge; sin embargo, se le olvidaron otros nombres, entre ellos el nombre de don Bulmaro, y bueno, tal vez fue cuestión olvido.

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