No habría cambios en política de EEUU hacia AL

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Mitt Romney le echa en cara a Barack Obama que no se ha movido lo suficiente para contrarrestar la influencia de Cuba y Venezuela en América Latina ni la expansión de las pandillas y el narcotráfico. Pero incluso si el candidato republicano gana las elecciones presidenciales del mes que viene, difícilmente haya giros grandes en la política de Estados Unidos hacia la región.

Es bien sabido que América Latina no es una prioridad para Estados Unidos en estos momentos en que el país trata de salir de una feroz recesión y lidia con otros problemas internacionales más acuciantes, incluidos el retiro de tropas de Irak y Afganistán y el proyecto nuclear de Irán. Y esa situación no cambiará con una victoria de Romney.

Analistas consultados por The Associated Press coincidieron en que dos áreas primordiales para Washington, la cooperación antinarcóticos con México y el embargo comercial hacia Cuba, sufrirán modificaciones limitadas debido a la profunda integración ya alcanzada con su vecino del sur y al escaso margen de maniobra que las leyes vigentes sobre Cuba dejan al jefe de estado.
Otra área importante sería la comercial, en la que Romney promete una iniciativa para incrementar el intercambio de productos con la región, donde Washington ya estableció tratados de libre comercio con República Dominicana y todas las naciones latinoamericanas de la cuenca del Pacífico, excepto Ecuador.
Los republicanos acusan a Obama no solo de no haber hecho lo necesario para contrarrestar una epidemia de pandillas y narcotraficantes en México, América Central y el Caribe, sino también de haber permitido que Cuba y Venezuela exporten un movimiento anti-estadounidense que “busca debilitar las instituciones democráticas y las oportunidades económicas”, según dice el sitio web de Romney.
Dan Restrepo, quien hasta hace meses asesoró a Obama en temas regionales, devolvió el favor criticando a Romney por no mencionar a Brasil en el documento sobre política exterior que difundió el año pasado, y describió sus postulados como “un retorno a las políticas de George W. Bush, que fueron un fracaso e hicieron que el prestigio de Estados Unidos se desplomara en la región. Son un retorno a una política de confrontación retórica a los que invitan a eso para alimentarse políticamente”.
Restrepo negó que Obama haya descuidado al continente y como evidencia señaló sus cinco visitas presidenciales y 30 reuniones bilaterales con líderes de hemisferio.
En caso que los demócratas obtengan la victoria “nos vamos a enfocar en trabajar con los países que quieren trabajar con Estados Unidos. Nuestro enfoque ha estado en países claves, y los países del Alba no lo son”, dijo refiriéndose a una coalición encabezada por Venezuela de tendencia izquierdista y que incluye además a Ecuador, Bolivia, Cuba y Nicaragua.
“Pero cuando ha habido momentos que lo requieren, el presidente ha tomado medidas contra (la empresa petrolera estatal venezolana) PDVSA por la exportación ilegal de gasolina a Irán y la designación como narcotraficantes a funcionarios del gobierno venezolano”, agregó quien actualmente integra el equipo de asesores sobre seguridad nacional de la campaña electoral. Según Estados Unidos, Venezuela violó las sanciones impuestas a Irán en relación con su programa nuclear.
Restrepo aseguró que Obama defenderá la eliminación de restricciones a viajes y remesas a Cuba que adoptó ante las iniciativas de legisladores republicanos para restablecer los límites, pero descartó que un segundo mandato del presidente signifique la eliminación de restricciones adicionales.
“Actualmente (las autoridades) están evaluando el impacto logrado por las medidas ya aplicadas, antes de considerar la adopción de pasos adicionales”, indicó
Romney expresó en un debate celebrado durante las primarias republicanas en enero su disposición a emplear cualquier recurso para que el pueblo cubano disfrute de la libertad.
Tomás Bilbao, director del Grupo de Estudios sobre Cuba —un ente no gubernamental y sin fines de lucro cuyos miembros de ancestros cubanos buscan una Cuba libre y próspera— pronosticó que en la política estadounidense hacia Cuba “no veremos pasos agigantados en corto plazo”.
El experto advirtió que las reformas económicas adoptadas recientemente por las autoridades cubanas representan un “momento demasiado importante para que no se haga nada” y exhortó al próximo inquilino de la Casa Blanca a flexibilizar aún más la política estadounidense para facilitar el acceso de recursos a una incipiente clase de pequeños empresarios en Cuba que actualmente asciende a 300.000 y que podría llegar a medio millón el año próximo.
La potestad ejecutiva permite al jefe de estado, sin intervención del Congreso y sin contravenir la ley del embargo a Cuba, crear las licencias generales de viajes a la isla —excepto la del turismo pleno— que él considere convenientes para promover los intereses estadounidenses.
Y al mismo tiempo, el presidente tiene la autoridad de restablecer restricciones a viajes y remesas e inspeccionar de manera aún más minuciosa viajes y transacciones bancarias. Pero la “política es tan restrictiva y tan generalizada que es realmente difícil agregar más sanciones. Lo que se puede hacer es aplicar de manera más estricta las sanciones actuales”, explicó Bilbao.
En una declaración de su política exterior difundida el año pasado, Romney ubicó a México junto a Somalia, Yemen, Afganistán y Pakistán en una lista de “estados fallidos o que están fallando”, los cuales cuentan con “gobiernos débiles azotados por la pobreza, enfermedades, conmoción interna, refugiados, drogas y crimen organizado. Sus problemas regularmente atraviesan fronteras convirtiendo problemas nacionales en regionales o globales”.
Ante un diagnóstico tan dramático de su vecino, donde ha habido al menos 47.500 muertes relacionadas con el narcotráfico desde que se lanzó una guerra frontal contra los carteles de las drogas en 2006, Romney propuso como solución en su sitio web que Estados Unidos y México “exploren la necesidad de aumentar la cooperación de entrenamientos militares y el intercambio de información de espionaje similar a prácticas exitosas” en Colombia.
Andrew Selee, experto principal en temas mexicanos del centro de estudios Wilson Center, dijo que pese a que la cooperación binacional se ha incrementado de manera importante entre despachos del área civil, “un aumento de la cooperación militar dependerá de las Fuerzas Armadas mexicanas, que han sido renuentes —especialmente el Ejército— a ir más allá de donde están”.
“La relación militar podría asemejarse más a la que existe entre las agencias civiles. La Armada ya tiene un diálogo más fluido con el ‘Navy’ (armada estadounidense), pero el ejército y el ‘Army’ (ejército estadounidense) siguen teniendo una relación con más formalidades que sustancia”, señaló.
Selee dijo que Estados Unidos buscará adaptar su cooperación general antinarcóticos a México a través de la Iniciativa Mérida a los cambios de estrategia que aplique el recién elegido presidente mexicano Enrique Peña Nieto, quien tomará posesión en diciembre y aún no ha detallado qué hará diferente a su predecesor Felipe Calderón.
“En términos generales, la cooperación con México seguirá evolucionando con pocos cambios bruscos porque ya no es una simple relación diplomática”, agregó. “Hay intereses más profundos que afectan el día a día de los habitantes a ambos lados de la frontera, así que tiende a no haber cambios bruscos”.
Romney prometió en su sitio web que durante sus primeros 100 días como presidente lanzaría una campaña que siente las bases de una “eventual membresía” latinoamericana de lo que llama una Zona Económica que “buscará mayor cooperación entre naciones del mundo comprometidas genuinamente a los principios del libre mercado”.
El portavoz de su campaña Otto Reich aclaró a AP que esa Zona Económica no trata de revivir el Área de Libre Comercio de las Américas, un proyecto estadounidense para crear un área continental de libre comercio al que varios gobiernos latinoamericanos le quitaron el oxígeno durante la Cumbre de las Américas celebrada en Mar del Plata, Argentina, en 2005.
“Lo que quiere decir es que el gobierno de Estados Unidos mantendrá sus puertas abiertas para aquellos países que por cualquier razón no hayan querido entrar a un tratado de libre comercio con Estados Unidos”, dijo el subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental en 2001 y 2002. “Esos países no tienen que ofrecernos disculpas ni decir ‘nos equivocamos’. No nos interesa tener una victoria psicológica”.
Las naciones que no han firmado un tratado de libre comercio son Ecuador, Venezuela, Bolivia —agrupados en la coalición Alba — y el resto (Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina) pertenecen a la unión aduanera Mercosur, que impide a sus miembros suscribir individualmente alianzas comerciales con terceros.
Reich lamentó que el anterior presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva no haya negociado un tratado comercial con Washington pese a haberle expresado personalmente su interés de manera general.
“Creen que el TLC es redimirse a los intereses comerciales de Estados Unidos y es exactamente lo contrario, es algo que se tiene que acordar”, dijo Reich sobre las reservas que algunos gobiernos latinoamericanos guardan sobre los tratados comerciales con Estados Unidos. “América Latina no ha tenido el nivel de desarrollo que se merece porque existe siempre una suspicacia. En Estados Unidos puede haber acuerdo y las dos partes saben que ganan, allá una parte gana si la otra pierde”.
Reich integra la docena de asesores que informalmente apoyan a los estrategas con los que Romney cuenta para América Latina, el ex embajador en Brasil, Clifford Sobel y Ray Walser, analista de centro de estudios Heritage Foundation.
Las campañas electorales estadounidenses suelen prestarle escasa atención a la escena internacional y esta vez no ha sido la excepción, por lo que se espera que Romney detalle sus propuestas cuando ambos candidatos sostengan el 22 de octubre un debate dedicado exclusivamente al tema.
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