WASHINGTON (AP) — El presidente Barack Obama tuvo el martes por la noche un mensaje simple para los congresistas republicanos: Háganlo a mi manera.
Olvídense de paralizar el gobierno para forzar un recorte a los gastos, dijo Obama al Partido Republicano en su discurso sobre el Estado de la Unión. No piensen en algún incumplimiento de pagos de la deuda y, mientras están en ello, cierren las lagunas de la ley tributaria.
Claramente, no lució un humor de buscar acuerdos.
En su discurso anual ante el Congreso, el presidente duplicó las apuestas de su arremetedor discurso de toma de posesión de su segundo mandato, al promover las ideas de política liberal demócrata, sin ceder ningún espacio a los legisladores republicanos.
Y desde el punto de vista de Obama, ¿por qué debía hacerlo? El presidente acaba de obtener una victoria de reelección convincente y los republicanos están realizando un examen de conciencia sobre el futuro del partido, cada vez más renuentes a oponer resistencia.
El liderazgo del Partido Republicano ya retrocedió al ceder sobre el límite de endeudamiento y el aumento de impuestos. Obama parece determinado a ver qué más puede obtener de ellos.
En un momento en que los republicanos están insistiendo en recorte de gastos, Obama presiona por más gasto público para una escuela preescolar universal, trabajos de construcción en puentes y escuelas y un programa de empleos para la reconstrucción de casas vacías en barrios arruinados.
Obama presionó por un incremento del salario mínimo a nueve dólares por hora, con incrementos futuros vinculados al costo de vida. Continuó presionando por asuntos como el control de armas de fuego, la reforma de inmigración, el cambio climático y la igualdad de derechos para los homosexuales.
Estos fueron asuntos a los que no dio prioridad en su primer período en el cargo mientras lidiaba con dos guerras, una recesión y una campaña de reelección en la cual necesitaba llegar a la clase media del país.
Sin embargo, tras su triunfo electoral aplastante más reciente, y con el alivio de no tener por delante otra campaña, tiene por delante un momento de grandes oportunidades, inusual y efímero, de presionar por una agenda de segundo mandato que podría forjar su legado.
El riesgo es que alejará a los republicanos y acelerará una paralización. Sin embargo, Obama advirtió que a los votantes no les gustará ver un estancamiento.
“El pueblo estadounidense no espera que el gobierno resuelva cada problema”, argumentó.
“Ellos no esperan que quienes estamos en este recinto estemos de acuerdo en cada asunto. Sin embargo, sí esperan de nosotros que antepongamos los intereses de la nación a los de partido. Ellos ciertamente esperan de nosotros que forjemos acuerdo razonable donde podamos. Porque saben que Estados Unidos avanza sólo cuando lo hacemos juntos y que la responsabilidad de mejorar esta unión sigue siendo la tarea de todos nosotros”, afirmó.
Obama ridiculizó los llamados de los republicanos a recortar el gasto en rubros como educación, capacitación laboral y beneficios de Medicare y Seguro Social para reducir el déficit. “La reducción del déficit por sí sola no es un plan económico”, dijo Obama.
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