Ley de inmigración divide intereses republicanos

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WASHINGTON (AP) — Las esperanzas del Partido Republicano de fortalecer sus aspiraciones en los comicios presidenciales al aprobar una reforma radical al sistema que regula la inmigración están a punto de chocar con un gran obstáculo: los propios republicanos de la Cámara de Representantes.

Muchos representantes republicanos se han mostrado fríos e incluso abiertamente hostiles a la propuesta bipartidista sobre inmigración que se debate en el Senado, que cuenta con el apoyo del presidente Barack Obama. Incluso cambios sustanciales pudieran hacer poco para aplacar a esos legisladores, que exigen la aplicación estricta de la ley para los que crucen la frontera sin permiso y que no haya “amnistía” para las personas que se encuentran en el país sin autorización.

Esos republicanos no niegan que la falta de apoyo por parte de los electores hispanos está dañando a los candidatos presidenciales del partido. Y admiten que el problema pudiera empeorar si los hispanos piensan que los republicanos están bloqueando la reforma de inmigración.

Pero les preocupa aún más la oposición a los cambios propuestos de los electores que votaron por ellos y temen tener problemas en las próximas primarias si no hacen caso a esas preocupaciones.

“Es difícil negar los resultados que han tenido en encuestas a nivel nacional”, dijo el representante republicano Kenny Marchant, de Texas, refiriéndose a los graves problemas para los candidatos presidenciales del partido si las leyes de inmigración no se modifican radicalmente. “Pero simplemente no lo siento (con los electores) a nivel local”.

La reforma de inmigración propuesta “es muy impopular en mi distrito”, dijo Marchant, que representa suburbios al oeste de Dallas. “Los electores en las primarias republicanas se están expresando muy claramente conmigo sobre el tema”. Además, agregó: “Si se le da el derecho legal de voto a 10 hispanos en mi distrito, siete u ocho votarían por los demócratas”.

Muchos de sus colegas concuerdan.

“Mi distrito no está a favor de crear un sistema en el que personas que cometieron un delito pueden pasar por delante de los que trataron de venir al país de manera legal”, dijo el representante republicano Walter Jones, aludiendo a la medida que él teme que el Senado apruebe.

La propuesta en la cámara alta proporcionaría una vía a la naturalización a millones de personas que viven en el país sin permiso, pero trata de impedirles que obtengan la ciudadanía antes que los que lo hicieron siguiendo las leyes.

Charles Boustany, representante republicano, resumió el dilema para sus compañeros de partido que se preocupan principalmente por la elección presidencial.

“Cada miembro de la Cámara de Representantes observa la situación a través del prisma de las preocupaciones de su distrito”, dijo Boustany.

Luego de la derrota de Mitt Romney ante Obama en las elecciones presidenciales de noviembre, muchos republicanos dijeron que el partido debía respaldar una reforma integral de las leyes de inmigración si quería impedir que su apoyo entre los electores siga reduciéndose.

El senador republicano Lindsey Graham dijo el domingo en el programa “Meet the Press” de la NBC: “Si no aprobamos la reforma de inmigración no importará cuál candidato tengamos en el 2016. Como partido, estamos en una espiral de muerte demográfica”.

No obstante, los representantes republicanos pasan mucho más tiempo preocupándose por sus propias perspectivas electorales, no por las del próximo nominado a la presidencia.

“Es un problema clásico cuando los intereses del partido están en contradicción con los de la mayoría de los miembros individuales”, dijo el representante republicano Tom Cole, de Oklahoma. Cole es cercano al presidente de la cámara baja, John Boehner, y otros líderes republicanos que desean la aprobación de la reforma a la inmigración.

“Lo que se necesita para logra un acuerdo con un Senado demócrata y un presidente demócrata se vuelve extraordinariamente difícil para muchos miembros (de la Cámara de Representantes)”, dijo Cole, “porque puede causarle a uno un gran problema en las elecciones primarias”.

Algunos legisladores afirman que Boehner podría permitir la aprobación de un proyecto migratorio de gran alcance en la Cámara de Representantes incluso con la oposición de la mayoría de los republicanos, pero con los votos a favor de la mayoría de los demócratas.

Boehner ha optado por la vía de la “minoría de la mayoría” en algunos asuntos de poca repercusión.

Sin embargo, los republicanos afirman que sería políticamente más difícil aplicar la táctica en algo tan transcendental como modificar radicalmente las leyes de inmigración.

El representante republicano Steve Chabot, de Ohio, ejemplifica el liderazgo desafiante.

“Mucha gente cree realmente que los republicanos necesitamos dejar este asunto atrás con propósitos políticos presidenciales”, dijo Chabot. Sin embargo, “están dispuestos a ir más lejos para lograr un acuerdo que muchos de nosotros piensa que no es bueno para el país”, apuntó.

Chabot dijo que no tomaría en cuenta un proyecto que no contenga “controles fronterizos muy importantes” y una política de visas que sancione que a quienes “se metan en la fila y vengan sin autorización”. El proyecto del Senado no contempla esas medidas, agregó.

El representante Jason Chaffetz, de Utah, dijo que el proyecto del Senado “no es tragable en este momento” porque permite una “amnistía y no considera la seguridad” fronteriza.

Tal oposición no puede atribuirse únicamente a la política de distritos electorales aislados de la Cámara de Representantes. Los republicanos que se postulan a la banca en el Senado por Georgia, por ejemplo, figuran entre los críticos más severos a las propuestas de inmigración.

“Todos están comprometidos a resolver el asunto”, dijo el representante Jack Kingston. Sin embargo “probablemente no le irá bien en la Cámara de Representantes a la iniciativa del Senado con amnistía”.

El representante Paul Broun, que también aspira al Senado por Georgia, dijo que cualquier acuerdo migratorio “debe considerar el inglés el idioma oficial del país”.

La frontera entre Estados Unidos y México, dijo, debe quedar asegurada “totalmente, cueste lo que cueste. Levantar una verja de doble altura suficiente que garantice la seguridad de la frontera”, apuntó.

Algunos republicanos se crispan ante la polémica sobre extensas cercas dobles y convertir el inglés en el idioma oficial. Afirman que esta situación alimenta las afirmaciones de que el Partido Republicano es hostil a todos los hispanos, tengan permiso o no para estar en el país.

El punto de la “amnistía” podría ser más difícil legislativamente. El equipo bipartidista del Senado dice que su proyecto de ley fracasará sin no contempla la opción de la ciudadanía para millones de inmigrantes no autorizados.

Los partidarios afirman que esta opción no constituye una “amnistía” porque los inmigrantes se la ganarían si cumplen trámites extensos que incluirían el pago de multas e impuestos atrasados.

Se desconoce cuántos republicanos de la Cámara de Representantes aceptarán ese argumento.

También es crucial una definición del término “seguridad fronteriza”. La iniciativa del Senado considera como objetivo la detención o deportación del 90% de quienes intenten cruzar sin permiso la frontera. Sin embargo, no supedita la concesión de la ciudadanía a que se logre ese objetivo.

Varios representantes republicanos afirman que un nivel de detenciones fronterizas de al menos 90% debe quedar documentado para que pueda aplicarse la opción de la residencia legal permanente —sea ciudadanía o no— para los millones de personas que se encuentran sin permiso en el país.

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