Jóvenes deportados buscan en México la oportunidad que nunca tuvieron en EEUU

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Niños mexicanos que llegaron a EE.UU. en la década de los ochenta en busca del sueño americano intentan hoy salir de la pesadilla que supuso su deportación, para abrirse paso en su país de origen sin sentir que no son ni “de aquí ni de allá”.

Moisés Zarco forma parte de “Los otros dreamers” (soñadores), un grupo de jóvenes que vivieron en Estados Unidos y que, tras ser deportados, se enfrentan ahora a la tarea de validar sus estudios en México para recuperar el ritmo de su vida.

Zarco relató a Efe que fue deportado cuando le faltaba una asignatura para graduarse de Biología en una universidad privada de Georgia (EE.UU.), en la que estudió gracias a una beca porque ingresar en una institución pública le suponía abonar la colegiatura de foráneo, cuyo importe duplica el coste original.

Ahora, el joven espera volver gracias a la visa que tramitó por estar casado con una estadounidense.

“Me tomó casi un año revalidar los estudios ante la Secretaría de Educación Pública (SEP)”, señaló el joven, y destacó que se trata de un proceso costoso por el que tuvo que pagar 200 pesos (unos 15 dólares) por traducir cada cuartilla de 120 palabras.

Revalidar los estudios es “un proceso largo” sin una duración determinada, en el que los jóvenes necesitan acreditar que han cursado un 75 % del programa educativo nacional, explicó Rebeca Castrejón, del Departamento de Equivalencias y Revalidaciones de la SEP.

El proyecto de ley de reforma migratoria promovido por Barack Obama, que se encuentra a debate en la Cámara de Representantes tras la aprobación del Senado, busca la legalización de 11,5 millones de indocumentados que ingresaron a Estados Unidos antes del 31 de diciembre de 2011.

Los mexicanos comprenden aproximadamente el 58 % de los inmigrantes indocumentados que viven en la nación vecina, según un informe del Centro Hispano Pew.

Regresar a su país de origen supone para muchos empezar de cero en una comunidad que, a veces, no los reconocen.

“El migrante retornado es una persona que habla un lenguaje diferente al de la comunidad y tiene que hacer frente al estigma de los deportados”, relató el director de la Asamblea Popular de Familias Migrantes (APOFAM), Marco Castillo.

Al respecto, agregó, en México existe la idea de que un deportado es un “criminal”, y reconoció que en la actualidad es la crisis humanitaria “más grave” que vive la región.

La joven María Ponce reconoció que hoy por hoy es feliz en México y no piensa volver a EE.UU., donde se graduó en Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Nueva York.

“Después de ver la situación de otros compañeros con los que me gradué, no sé si sería buena idea volver porque muchos lo están pasando mal buscando trabajo”, reconoció Ponce, quien confesó que regresar fue una de las “mejores decisiones” porque encontró trabajo de lo que estudió en la capital mexicana.

Su caso difiere al de otros jóvenes “dreamers” quienes, a su vuelta a México, solo consiguen trabajo en oficinas internacionales de atención al cliente por su buen nivel de inglés.

La doctora en Literatura Jill Anderson y la fotógrafa Nín Solís reúnen en el libro “Los otros dreamers” el testimonio de 20 jóvenes mexicanos que, bien por su propia iniciativa o de forma forzosa, volvieron a su país de origen tras vivir en EE.UU.

“Los otros dreamers son jóvenes que, acompañados de sus padres, fueron a EE.UU. en los años ochenta y noventa, en un momento en el que en México no había oportunidades”, informó Anderson.

Bajo la propuesta actual del senado estadounidense, explicó, los jóvenes que fueron deportados podrán regresar.

“El problema es que aún no sabemos cuántos van a poder acceder a esto”, advirtió. EFE

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