EL RECUENTO DE LOS DAÑOS

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Era el lunes 16 de septiembre de 2013 y como lamentablemente ocurre luego de cada lluvia intensa, el balance de lo sucedido por las precipitaciones registradas durante los últimos tres días, arrojaban significativas pérdidas materiales y algunos padecimientos humanos como son: la evacuación de los hogares, la pérdida de muebles y la movilización de familiares enfermos a otros lugares extraños; siendo causante directa, la fuerte caída de agua en el propio municipio y en los aledaños. Todo esto nos recuerda la necesidad de contar con una buena obra hidráulica destinada a aminorar los riesgos y perjuicios.

Hubo desborde del río Balsas y de arroyos, fueron cortadas algunas rutas y varios servicios se interrumpieron, como la señal por cable, internet, luz eléctrica, agua potable, telefonía local y satelital, ocasionando con esto, la incomunicación con Ciudad Altamirano y Coyuca de Catalán y muchas otras ciudades. Las pérdidas en el sector productivo no se han podido estimar, ya que quedaron bajo el agua muchísimas hectáreas de siembra y de pasturas, afectando también al ganado mayor y menor.

El costo humano y social de cada inundación que se registra se ve agravado por la insuficiencia de la ayuda social. Además, los errores de previsión y atención de este tipo de fenómenos naturales, deja a la población y a sus recursos productivos desamparados ante un eventual agravamiento de las condiciones climáticas.

No debe olvidarse que en el pasado cercano la inundación que ocurrió el 26 de septiembre de 1967, hace 46 años, en donde los ríos del Oro y el Balsas se desbordaron y causaron destrozos en siembras y arrastraron ganado, árboles y algunas casas, muy similar a lo ocurrido en este 2013.

En la madrugada del día 17 de septiembre de 2013, mucha gente comenzó a abandonar el pueblo ante el temor de un rumor que circuló de boca en boca de que se habían reventado las presas de Arcelia y de Teloloapan y que Zirándaro iba a quedar inundado, por tal motivo se abandonó el pueblo; algunos se fueron para Las Golondrinas, otros para Santa Rosalía, Cuambio y La Calera, mientras el agua penetraba al pueblo. Solo permanecieron fuera como dos o tres horas, ya que confirmaron que el rumor era falso y la gente poco a poco regresó a sus hogares. Los barcos y lanchas se dejaron ver en el jardín municipal, en los portales de la calle principal Nicolás Bravo y en otros lugares cercanos.

En algunos poblados del municipio, el agua llegó a poner al borde de la extinción a varios pueblos, porque el desamparo y la postergación de obras de infraestructura, además de agravar las condiciones de vida, incrementan el descreimiento de sus representantes en el poder. Sin autoridades previsoras en materias básicas, la razón de ser de algunas instituciones puede ser cuestionada.

Cuando la naturaleza desnuda la falta de previsión, la ausencia de políticas públicas destinadas a modificar las condiciones que son fuentes de padecimientos; cuando además, ante el daño ocurrido no se percibe diligencia en la prestación de ayudas urgentes; y cuando la comunidad es dejada una y otra vez sola ante las fuerzas de la naturaleza, surgen fuertes evidencias de que las autoridades no han sabido proporcionar la protección que los ciudadanos necesitan.

Pero afortunadamente, la solidaridad humana de la sociedad civil queda manifiesta ante los desastres naturales, dando un paso adelante a las instituciones gubernamentales que no asumen su responsabilidad de manera inmediata. Los paisanos del Distrito Federal, Morelia, Michoacán; Huetamo, Cuernavaca, de los Estados Unidos, y de otros lugares que se me escapan, mostraron su generosidad, mandando inmediatamente, dinero, víveres, ropa y material para reconstrucción, ya que los desastres piden ante todo una acción rápida, solidaria, lo más coordinada posible para que pueda ser eficaz.

En el recuento de los daños, voy a poner la relación de comunidades damnificados del municipio de Zirándaro:

Localidad Familias No. personas Pérdida total Pérdida de muebles

Alita 28 82 17 11

Catatemba 9 28 5 4

Cerano 43 113 35 8

Col. E. Zapata 7 24 4 3

Copitaro 3 13 3 0

Cuapucuaro 6 14 2 4

Cuitáz 26 95 9 17

Chahuícuaro 1 4 1 0

El Capire 4 22 4 0

El Huariche 2 7 0 2

El mulato 1 4 1 0

Hacienda Vieja 91 389 40 51

La Ordeña 48 200 15 33

La Poza 12 31 12 0

Las Juntas de C. 16 86 10 6

Pandacuareo 1 5 0 1

San Agustín 19 65 1 18

Surundanico 1 5 1 0

Tamarindo 15 57 13 2

Zirándaro 102 372 28 74

Ziritzícuaro 63 355 62 1

Totales 299 1309 174 125

NOTA: Pérdida total hace referencia a casa destruida, muebles y documentación personal.

Como se puede observar, el desastre afectó a 299 familias, integradas por 1,309 personas, de las cuales se cayeron 174 casas y se destruyeron 125 muebles.

Se debe apreciar la labor que realizaron muchas personas, las cuales ayudaron a juntar las despensas, clasificar la ropa y repartirla, así como el traslado de material de construcción, la compra de gasolina con el dinero que enviaron y llevarla a las comunidades que con bombas necesitaban el combustible para desalojar el agua de sus casas y muchas otras cosas más. La ayuda del gobierno llegó días después; mandaron despensas y tarjetas con diez mil pesos a las familias afectadas para la compra de muebles.

En este tipo de situaciones casi siempre resultan más dañados los que menos tienen y ciertamente debemos de reconocer que ante muchos fenómenos de la naturaleza todos estamos indefensos; lo que nos lleva a sentir como algo natural la solidaridad, a reconocer que en la vida, frente a las necesidades comunes, todos necesitamos de todos para salir adelante.

¡ZIRÁNDARO ESTA DE PIE! ¡GRACIAS PAISANOS!

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